«Seamos apóstoles y portadores del mensaje redentor y salvífico de Cristo a un mundo que, a veces, parece caminar a ciegas», exhortó el presbítero José Núñez.
La iglesia católica contempló este domingo el evangelio según San Marcos capítulo 11, versículos del 7 al 11 el cual manifiesta la fiesta del bautismo del Señor. En ese sentido, el presbítero José Núñez expresó:
Hoy concluye el tiempo de Navidad con la fiesta del bautismo de Jesús, una celebración que brinda la oportunidad de reflexionar sobre el significado de nuestro propio bautismo y renovar los compromisos que en el hemos adquirido, así como dar gracias a Dios por el gran regalo de hacernos hijos suyos.
Núñez recalcó que uno de los momentos más importantes de la vida de todo cristiano es el bautismo.
A diferencia de otros momentos, nos acordamos muy poco de él, no sólo porque cuando nos bautizaron y nos mojaron la cabeza, no teníamos uso de razón, sino también porque no siempre lo valoramos en su justa medida, matizó.

El Evangelio de hoy nos presenta el bautismo de Jesús. Él, que era Dios, que no tenía ningún pecado, acudió a Juan el Bautista, para ser bautizado. Y qué sorpresa para el Bautista ver que el mismo Dios se inclinaba ante él para recibir este sacramento. Con este gesto, Jesús nos demuestra la grandeza de este misterio y nos da una lección más de humildad, explicó el sacerdote.
Reiteró que, por el bautismo nos hacemos hijos de Dios quien nos da su gracia y como hijos nos corresponde hacerla fecunda, hacerla crecer día tras día.
Una vez que Cristo se hizo bautizar, comenzó de lleno su misión apostólica. Seamos apóstoles y portadores del mensaje redentor y salvífico de Cristo a un mundo que, a veces, parece caminar a ciegas. Seamos más humildes y solidarios con nuestros hermanos, exhortó el presbítero.