Museo Casa Ventanas de Hierro arribó a 28 años

Aunque la Casa Ventanas de Hierro data del año 1764; como museo llega a 28 años, en atención a la devoción a la Virgen de la Paz.
En nombre de la Sucesión Tellería le invitamos al acto de instalación de la junta directiva de la Fundación Museo Casa Ventanas de Hierro. Así decía la tarjeta de invitación con la cual Adolfo Zárraga Tellería invitaba para el acto de aquel lunes 24 de enero de 1994; a 46 días de Coro haber sido declarada por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad.

Aidé Goitía, sobre quien recayó el honor de ser custodia de este museo, estaba embarazada de José Miguel García, quien ahora con casi 28 años de edad, es otro custodio. Ambos comparten la responsabilidad de cuidar esta casona, la construcción civil más importante de Coro y ejemplo barroco de la arquitectura colonial.
Sus siete salas y sus reliquias que van desde cuadros, retratos, camas, cunas, baúles, efigies y artesanías conservan un valor histórico, de ahí su trascendencia. Destaca un ático, en el que se ocultaban los fusiles y armas de guerra de la época.
Unas ventanas compradas con cacao
Ubicada en la calle Zamora con calle Colón, casco histórico, la casa data del segundo tercio del año 1764; construcción ordenada por don José Francisco Garcés de la Colina.
Según Aidé Goitía, la denominación de Ventanas de Hierro obedece a que este, adquirió tales ventanas en Santo Domingo, tras ofrecer como pago, cacao. Las ventanas no obstante se fabricaron en Sevilla España.
La instalación de tales rejas en esta casa marcó un precedente en Coro toda vez que los protectores de la ventana de la época eran de madera. Era difícil encontrar hierro en Coro, se debía importar de España y el tenerlo era sinónimo de lujo.
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La historia familiar revela una importante anécdota vivida por las familias Campuzano y Dávalos Chirinos, quienes llenaron de vida estos espacios durante la época colonial. Era grande su devoción por la Santísima Virgen de la Paz, que la consideraban su patrona. Lo mismo hicieron las familias descendientes como los Arcaya, Tellería y Zárraga, tres de las familias más antiguas de Coro.
24 de enero, un día especial
A mediados del siglo XVII Francisco Chirinos de La Colina entronizó la imagen familiar en la iglesia conventual San Francisco y costeó la construcción de un retablo al pie del cual se encontraba una cripta. En ella sepultaban a integrantes de esta familia, la cual se conserva.
Aidé Goitía cita que al cerrarse esta iglesia en el siglo XIX y a fin de proteger la venerada virgen, la familia Tellería-Chirinos, la resguardó en la Casa de las Ventanas de Hierro.
No obstante, cada 24 de enero, día de la principal devoción, la llevaban al templo. Años más tarde, 1784, don Francisco Chirinos pidió en su testamento mantener la devoción. Al respecto su bisnieto don Camilo Arcaya Chirinos, plasmó en una crónica el origen, esencia y el por qué debía mantenerse la devoción.

28 años como museo
Este lunes 24 de enero de 2022 se cumplieron 238 años de don Francisco Chirinos haber encomendado en su testamento, seguir la devoción familiar a la Virgen de la Paz.
De estos años, se cumplieron 28 de la Fundación Museo Casa Ventanas de Hierro, iniciativa de las familias Arcaya, Tellería y Zárraga, a propósito de la renovación de la piadosa tradición en honor a la madre María Santísima de la Paz.
Goitía, quien se ha mantenido como custodia de estos espacios desde 1994; refiere que la tradición se había perdido cuando la casa pasó al estado. No obstante, se ha recuperado la tradición y dispuesto de esta vitrina histórica.

Este lunes 24 de enero y en el contexto del nuevo aniversario del Museo Casa Ventanas de Hierro se ofició una misa y recordó parte de la historia que caracteriza esta infraestructura que incluye elementos de origen plateresco y gótico. También un arcaico esquema barroco y una serie de elementos de la época colonial.
Aidé Goitía y su hijo José Miguel García trabajan bajo el formato de visitas guiadas, solo por las mañanas. Aunque el museo es privado, cuentan con el apoyo del Instituto de Cultura del estado Falcón (Incudef), instituto de cultura, la Policía Patrimonial y sectores educativos, entre ellos del colegio Josefin Leidenz.