El gas llega a Europa únicamente a través de Ucrania, pero también de forma reducida.
Este domingo, Rusia ejecutó la suspensión indefinida del suministro de gas a Europa a través del Nord Stream por una supuesta fuga de aceite; y redobló el pulso con el Viejo Continente de cara al invierno, justo cuando Occidente promueve medidas para poner topes a los precios del petróleo y gas rusos.
Todas las nominaciones para cada franja horaria este sábado se encuentran a cero, poco antes del anuncio de que iba a cortar el grifo completamente mas allá de los tres días de mantenimiento; todo indicaba que iba a reanudar el tránsito, según los datos de la gestora del gasoducto, Nord Stream AG.
El gasoducto operaba desde finales de julio solo al 20 % de su capacidad o lo que es lo mismo, transportaba 33 millones de metros cúbicos diarios a Europa, pero aún podía contribuir a llenar las reservas de gas del Viejo Continente.
Ahora el gas llega a Europa únicamente a través de Ucrania, pero también de forma reducida por la operación bélica rusa en ese país (42 millones de metros cúbicos diarios), y por Turquía.
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Disputa técnica
A Gazprom, que controla la infraestructura que conecta Rusia con Alemania por debajo del mar Báltico, poco le importó que la Unión Europea (UE) tachara de «falacia» el argumento esgrimido para justificar el corte del Nord Stream.
Tampoco que la empresa alemana Siemens Energy, fabricante de la turbina afectada por la supuesta fuga en la estación compresora de Portovaya, la única aún en funcionamiento, dijera que eso no era un motivo para detener el suministro.
Más allá de las disputas técnicas, para Europa la medida tomada por Rusia no es una sorpresa, sino un «pretexto falaz» y «otra confirmación de su falta de fiabilidad como proveedor», según dijo el portavoz de la Comisión Europea (CE), Eric Mamer.
Sin sorpresa
«Lamentablemente, el movimiento de Gazprom no es una sorpresa. El uso del gas como arma no cambiará la determinación de la UE. Aceleraremos nuestro camino hacia la independencia energética», aseguró a su vez el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel.
El Ministerio de Economía alemán sostuvo por su parte que «en las últimas semanas ya hemos visto la poca fiabilidad de Rusia y hemos continuado de forma inquebrantable y consecuente con nuestras medidas para reforzar la independencia» de la energía rusa.
Los almacenes de gas de la UE han superado ya un nivel de llenado del 80 %, el umbral que se había fijado el bloque para garantizarse cierto nivel de suministro en otoño e invierno, en especial si Rusia detiene totalmente sus entregas, como en efecto ha ocurrido.
El comisario europeo de Economía, Paolo Gentiloni, aseguró hoy que la UE «está preparada» para la interrupción del gas ruso, pero que espera que Rusia respete sus contratos.
Con información de Unión Radio