De confirmarse estos pronósticos que conceden la victoria a Lula, una de las incógnitas es saber si Bolsonaro aceptará o no el resultado electoral.
La campaña electoral brasileña entró este domingo en su recta final, a una semana de los comicios que decidirán quien presidirá el mayor país de América Latina entre 2023 y 2026, en un escenario de gran polarización y con el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva como gran favorito.
El candidato del Partido de los Trabajadores (PT) lidera todos los sondeos de intención de voto, aunque la gran duda está en si podrá ser proclamado nuevo presidente en primera vuelta o bien tendrá que acudir a la segunda ronda, prevista para el 30 de octubre.
El sondeo más reciente de la firma Datafolha, la más prestigiosa de Brasil, divulgado este último jueves, le da a Lula el 47 por ciento de los votos, contra el 35 por ciento de Jair Bolsonaro. Para ganar en primera vuelta, se necesita la mitad más uno de los votos.
Lula y Bolsonaro
Lula, de 76 años de edad y presidente brasileño entre 2003 y 2010, optó por no presentarse en el segundo de los tres debates electorales en esta campaña, realizado este sábado, aunque los analistas consideran que su ausencia no le hizo perder puntos.
Para intentar ganar en la primera vuelta, Lula y su equipo de campaña apelan al llamado “voto útil”, en un intento de atraer a los votantes del laborista Ciro Gomes y de la senadora de centroderecha Simone Tebet, tercero y cuarta, respectivamente, en intención de voto y que juntos suman cerca del 15 por ciento de los sufragios en los sondeos.
El gran rival de Lula es el actual presidente, Jair Bolsonaro, candidato por el Partido Liberal (PL) y que no lograría la reelección en ninguno de los sondeos realizados.
Defendiendo su gestión y atacando los Gobiernos del PT y la corrupción que hubo en ellos, Bolsonaro intenta en los últimos días atraer el voto de las mujeres y de los más pobres, sectores en los que Lula lidera cómodamente la intención de voto, resaltando las ayudas concedidas a los más humildes y las detenciones por violencia machista.
El actual mandatario brasileño intenta a la desesperada reducir la alta tasa de rechazo que tiene, superior al 50 por ciento y que prácticamente hace imposible que gane las elecciones.
Bolsonaro confía en el apoyo del sector evangélico y del sector del agronegocio para intentar revertir las encuestas y llegar a una segunda vuelta en la que se mediría a su gran rival político, aunque igualmente, todos los escenarios auguran un triunfo de Lula si se llega a una segunda vuelta.
Números de encuestas
Más lejos de los dos candidatos se encuentran Ciro Gomes, Simone Tebet y la también senadora derechista Soraya Thronicke, que por el momento se niegan a dar cualquier tipo de apoyo en segunda vuelta a uno de los dos principales candidatos.
Con las victorias prácticamente definidas en algunas regiones del país (Lula lidera ampliamente en el noreste y Bolsonaro en la región sur), los dos candidatos centran sus esfuerzos en los últimos días en la región sureste del país, en los estados de Sao Paulo, Minas Gerais y Río de Janeiro, los tres mayores colegios electorales de Brasil, para captar votos.
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En Sao Paulo y Minas Gerais, Lula lidera la intención de voto, mientras que en Río de Janeiro hay un empate técnico.
Según el instituto IPEC, Lula lidera en 14 estados, Bolsonaro en siete y hay un empate técnico en cinco.
De confirmarse estos pronósticos que conceden la victoria a Lula, una de las incógnitas es saber si Bolsonaro aceptará o no el resultado electoral. El presidente brasileño cuestiona desde hace tiempo las urnas electrónicas que se utilizan en Brasil en todos los comicios y dejó entrever en varias ocasiones que no aceptaría una derrota en las urnas.
La polarización que vive Brasil en estas elecciones se pudo ver en la campaña electoral, en la que hubo dos ataques mortales a seguidores del PT, así como varios enfrentamientos entre partidarios de los dos principales candidatos.
Además del presidente y el vicepresidente del país, las elecciones brasileñas también servirán para elegir a los 27 gobernadores locales, los diputados federales y los senadores.