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viernes, noviembre 22, 2024

Ninfomanía o adicción al sexo, así actúan

Quienes lo padecen, se esfuerzan en abandonar estos hábitos compulsivos que les altera la vida.


La ninfomanía o adicción al sexo hace alusión a una apetencia o actividad sexual excesiva, en este caso hablamos de las mujeres, en la mujer o hipersexualidad femenina, aunque podría ser en el hombre también.

Las actividades sexuales excesivas producen un trastorno psicológico o una patología sexual que domina la mente y que debe ser tratada, ya que puede llegar a ocasionar peligrosas secuelas sociales en la persona, lo que se suele conocer como una persona adicta al sexo.

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La Organización Mundial de la Salud (OMS) incluyó después de mucho trabajo en 2018 la etiqueta “Trastorno por Comportamiento Sexual Compulsivo” (TCSC) para denominar la enfermedad de aquellos pacientes que acuden a consulta con un descontrol en su conducta sexual que no pueden parar.

¿Cómo son estas personas?


Los criterios de esta clasificación incluyen a personas que:

  • Han perdido el control de sus conductas.
  • Se esfuerzan en abandonar los comportamientos sexuales y no pueden dejarlos.


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La OMS hace referencia a que esta problemática no se explicaría por un juicio moral, es decir, que el simple hecho de que a una persona no le parezca apropiado o moralmente bueno no explicaría que exista una patología clínica y susceptible de diagnóstico.

Quienes lo padecen, se esfuerzan en abandonar estos hábitos compulsivos que les altera la vida.

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“El sexo se ha vuelto un ansiolítico para mí. Cada vez que sufro y ya no puedo más, la sexualidad se convierte en mi refugio”, me comentaba un paciente de 45 años.

Es habitual observar cómo los pacientes utilizan las conductas sexuales (pornografia, prostitución, chats o webcams sexuales) para regular su mundo afectivo. Cuando los pacientes con estas dificultades no saben gestionar sus emociones acuden al sexo a buscar su serenidad.

Aunque todavía es necesaria más investigacion, el TCSC afecta alrededor de un 10,3 % de varones y al 7 % de mujeres de la población general, según el libro “Conducta sexual compulsiva: Una mirada integral. Guía para profesionales”. Alrededor de un 87 % de los pacientes tiene dificultades con el control del uso de pornografía y entre un 15-20 % conductas sexuales como sexo de pago o infidelidades.

¿En qué afecta a quienes lo sufren?

Las personas que padecen estas dificultades pueden ver afectadas las siguientes áreas:

  • Personales: el modo de pensar y entender la sexualidad está distorsionado y aprece la pérdida de autoestima y confianza en uno mismo, sentimientos de incapacidad, alteración del bienestar espiritual, malestar personal, humillaciones o desprecios, vergüenza, culpa y falta de desarrollo de la identidad personal.
  • Económicas: pérdida de empleo, gastos de dinero excesivos o improcedentes, chantajes y fraudes.
  • Interpersonales: rupturas sentimentales, pérdida de confianza de otros, alteración y dificultades en las relaciones interpersonales, daño emocional a otros, aislamiento social, fallos en el cuidado de una persona querida, rupturas matrimonialaes o de pareja y pérdida de amistades.
  • Médicas: enfermedades de transmisión sexual, relaciones sexuales físicamente no saludables, disfunciones cognitivas, psicopatologías, disfunciones sexuales y empeoramiento de la salud.
  • Otras: problemas legales (denuncias, detenciones), comportamientos irresponsables, renuncia a metas u objetivos importantes, expulsión de organizaciones, asociaciones, etc. y deterioro de la imagen pública.

Los estudios neurobiológios más destacados han observado que el trastorno por un comportamiento sexual compulsivo muestras alteraciones similares en el cerebro a las que provocan otras adicciones a sustancias y/o comportameintos. Los centros cerebrales relacionados con la recompensa y la dopamina pueden deteriorarse debido a este descontrol sexual. Además, las áreas del cerebro que regulan el autocontrol, la planificación, la atención y la empatía pueden verse alteradas según se observa en los estudios más recientes.

Cómo reconocer el trastorno

Algunas claves que nos pueden ayudar a sospechar que una persona sufre este trastorno son:

  • Presenta rasgos de impulsividad, incapacidad para retrasar la gratificación o falta de control inhibitorio.
  • Cambios en el estado de ánimo como irritabilidad, síntoma depresivos, ansiedad o inestabilidad.
  • Presencia de enfermedades de transmisión sexual.
  • Dependencia de las tecnologías.
  • Bajo rendimiento académica o laboral y absentismos frecuentes.
  • Consumo de drogas (alcohol, tabaco, cannabis y otras sustancias).
  • Dificultades en la regulación emocional.
  • Fuerte inclinación a buscar novedades o sensaciones novedosas.
  • Dificultades para la expresión emocional.
  • Lenguaje excesivamente sexualizado.
  • Problemas de estabilidad en la pareja, infidelidades, etc.
  • Poco interés en las relaciones sexuales con la propia pareja.
  • Baja o nula formación sexual o una gran culpa respecto a sus actos sexuales.

Pero hay salida. Aunque el caminio es largo y requiere de conciencia, motivación, fortaleza, soporte, paciencia, cariño, ayuda y dedicación la salida sí existe.

Con información de BBC Mundo

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