Madre Carmen Rendiles: entrega, servicio y humildad


La madre Carmen Rendiles dejó un legado de educación, catequesis y adoración eucarística que continúa inspirando a nuevas generaciones hasta alcanzar el reconocimiento de la Iglesia católica como la tercera beata venezolana.

Carmen Elena Rendiles Martínez nació en Caracas el 11 de agosto de 1903, en el seno de una familia profundamente católica formada por Ramiro Antonio Rendiles y Ana Antonia Martínez. Fue la tercera de nueve hijos, de acuerdo con los registros de su congregación y las biografías oficiales. 

Quienes la conocieron la recuerdan como una mujer cercana, alegre, comprensiva y comunicativa, siempre atenta a las necesidades de su comunidad. 

La Madre Carmen, como todos la llamaban, solía decir que lo que le faltaba físicamente lo reemplazaba con el corazón, refiriéndose a la ausencia de su brazo izquierdo. Así, cada gesto y cada acción surgían desde la entrega sincera, con la alegría de servir y de ponerse al servicio de Dios.

El 19 de octubre de 2025, Carmen Rendiles será canonizada como la primera beata venezolana, junto al doctor José Gregorio Hernández. Ese día, su vida de fe, servicio y perseverancia se elevará como un ejemplo permanente para todo el país. 

Camino hacia la vida religiosa

La vocación de Carmen no encontró puertas fáciles al principio. Varias congregaciones la rechazaron porque no tenía su brazo izquierdo, ya que en aquella época se consideraba que la discapacidad física impedía cumplir con las exigencias de la vida conventual.

Lejos de desanimarse, Carmen interpretó esos rechazos como un llamado a perseverar. Finalmente, el 25 de febrero de 1927 fue admitida en la Congregación de las Siervas de Jesús en el Santísimo Sacramento, donde recibió el nombre de Madre María del Monte Carmelo. Allí desarrolló su vocación con disciplina, humildad y entrega total.

Participó activamente en la formación de novicias y en la administración de la comunidad. Su liderazgo no se imponía, sino que se sentía en la cercanía, en la escucha y en la coherencia de su vida. Para sus compañeras, fue ejemplo de paciencia, serenidad y fe profunda.

Desde niña, la Madre Carmen se dedicó a preparar a los niños y jóvenes para la primera comunión, convencida de que enseñar catequesis era uno de los apostolados más importantes de una Sierva de Jesús. 

Para ella, formar a los niños era preparar “sagrarios vivientes” para Jesús. La eucaristía también ocupó un lugar central en su vida; según recordó la hermana Nancy Vásquez.

“La Madre Carmen rezaba constantemente por los sacerdotes porque consideraba que la eucaristía era un alimento del alma”, expresó. 

Fundadora de una congregación venezolana

En la década de 1960, la congregación enfrentó un momento decisivo: la casa madre francesa proponía transformarla en un instituto secular. En Venezuela, las religiosas, lideradas por Madre Carmen, rechazaron la propuesta y defendieron la vida conventual.

Tras un proceso de discernimiento y con la aprobación del arzobispo de Caracas, nació oficialmente la Congregación Siervas de Jesús de Venezuela el 23 de noviembre de 1965, con Carmen Rendiles como primera superiora general.

Bajo su liderazgo se expandieron obras educativas y pastorales, entre ellas el Colegio Belén, que combinaba educación académica con formación espiritual.

Su trabajo dejó una huella duradera en la educación venezolana y en la vida religiosa del país, incluso tras su fallecimiento el 9 de mayo de 1977, a los 73 años de edad.

Milagros y reconocimiento del Vaticano

La vida de Madre Carmen Rendiles se caracterizó por la sencillez, la entrega y una fe inquebrantable, cualidades que se reflejaron en su obra y en la forma en que impactó a quienes la rodearon.

En 2013, el papa Francisco la declaró venerable, reconociendo que “ejerció las virtudes cristianas en grado heroico”. Este título selló la santidad de su vida y abrió el camino para que sus milagros fueran estudiados y validados por la Iglesia.

El primer milagro que llevó a su beatificación fue la recuperación de la doctora Trinette Durán de Branger, quien había sufrido graves quemaduras y parálisis parcial tras una descarga eléctrica.

Su curación, inexplicable desde el punto de vista médico, fue atribuida a la intercesión de Madre Carmen.

Y llevó a que el papa Francisco autorizara su beatificación en 2018, celebrada en Caracas.

El segundo milagro atribuido a Carmen Rendiles se relaciona con la recuperación de una joven diagnosticada con hidrocefalia triventricular idiopática, una condición que requería la colocación de una válvula.

Tras someterse a varias operaciones que la dejaron en un estado de salud delicado, la familia pidió la intercesión de Rendiles, y la paciente se recuperó por completo.

El camino hacia la santidad de Madre Carmen Rendiles comenzó oficialmente cuando Roma aprobó la apertura de su proceso, lo que le otorgó el título de Sierva de Dios.

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A partir de ese momento, se inició un estudio detallado sobre su vida, su obra, sus virtudes y la fama de santidad que había dejado entre quienes la conocieron y la comunidad. Este primer paso permitió que la Iglesia evaluara de manera formal su ejemplo de fe.

Con información de portales

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