El vínculo entre las emociones y la piel es un objeto de estudio por parte de la comunidad médica, que identificó una relación directa entre el estado de ánimo y diversas afecciones cutáneas.
El eje hipotálamo-hipófisis-suprarrenal (HHS), activado en situaciones de estrés, desencadena una serie de reacciones biológicas que alteran la función y apariencia de la piel, explicó la especialista del Instituto de Dermatología Integral, Carmen Kanne.
Entre los efectos más comunes se encuentra el aumento del cortisol, hormona que estimula la producción de sebo, que favorece la aparición de acné.
El estrés prolongado puede debilitar las defensas naturales de la piel
Asimismo, el sistema inmunológico libera citoquinas proinflamatorias que agravan enfermedades como la psoriasis, la rosácea y la dermatitis.
El estrés prolongado puede debilitar las defensas naturales de la piel, lo cual facilita infecciones virales como el herpes, bacterianas como la foliculitis y fúngicas como los hongos.
Estas alteraciones no solo afectan la estética, sino que comprometen la función protectora de la piel frente a agentes externos.
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Las emociones intensas pueden desencadenar o empeorar afecciones dermatológicas. Casos como el acné, la urticaria, el eccema, la alopecia y la dermatitis seborreica presentan brotes más severos durante periodos de tensión emocional.
La liberación de histamina, el desequilibrio del microbioma y la caída del cabello son respuestas frecuentes ante altos niveles de ansiedad.
Con información de VTV