Los votantes pueden reprender al partido que controla la Casa Blanca y el Congreso en medio de una inflación creciente, preocupaciones por la delincuencia y pesimismo sobre el rumbo del país.
Un año electoral que se desarrolló teniendo como telón de fondo la turbulencia económica, la eliminación del derecho federal al aborto y extensas preocupaciones sobre el futuro de la democracia concluye con un último día completo de campaña en que los líderes de ambos partidos harán llamados urgentes a sus partidarios.
El presidente Joe Biden realizará un mitin el lunes por la noche en Maryland, donde los demócratas tienen una de sus mejores oportunidades para recuperar el puesto de gobernador en poder de los republicanos. La aparición se ajusta a la estrategia de cierre de campaña de Biden de apegarse en gran medida a los bastiones demócratas en lugar de acudir a territorios más reñidos, donde en última instancia puede decidirse el control del Congreso.
Su antecesor, Donald Trump, realizará su último acto de campaña en Ohio. Ese estado tiene un significado especial para el expresidente al tiempo que prepara otra candidatura a la Casa Blanca porque fue uno de los primeros lugares donde pudo demostrar su poder duradero entre los votantes republicanos. El respaldo de Trump a JD Vance fue crucial para ayudar al autor y capitalista de riesgo —y exdetractor de Trump— a asegurar la nominación del Partido Republicano para un escaño en el Senado.
Con más de 41 millones de votos ya emitidos, el enfoque del lunes será garantizar que los partidarios cumplan con los plazos de voto anticipado o hagan planes para presentarse en persona el martes. Los resultados tendrán un fuerte impacto en los últimos dos años de la presidencia de Biden, dando forma a la política en todo, desde el gasto gubernamental hasta el apoyo militar a Ucrania.
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En la primera elección nacional desde la violenta insurrección del 6 de enero, los últimos días de la campaña se centraron en cuestiones fundamentales sobre los valores políticos de la nación.
En una campaña en Nueva York a favor de la gobernadora Kathy Hochul el domingo, Biden dijo que los republicanos estaban dispuestos a condonar el asalto del año pasado al Capitolio y que, después del reciente ataque a Paul Pelosi, esposo de la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, algunos en ese partido “le restaron importancia” o estaban “poniendo excusas”.
“Nunca ha habido un momento en mi carrera en que hayamos glorificado la violencia en función de una preferencia política”, dijo el presidente.
Mientras tanto, en un mitin de Trump el domingo por la noche en Miami, una referencia a Nancy Pelosi provocó consignas de “¡Enciérrenla!”, un duro recordatorio de la profunda división de la nación.
Trump estaba haciendo campaña para la reelección del senador de Florida Marco Rubio, pero también se centró en su propio futuro político. Después de decirle a una multitud en Iowa la semana pasada que “muy, muy, muy probablemente” volverá a postularse para presidente, de nuevo insinuó esa la posibilidad el domingo y alentó a sus partidarios a presenciar su mitin en Ohio.