Joe Biden debe decidir esta semana si restablece las sanciones petroleras a Venezuela, un asunto relacionado con dos de los mayores dolores de cabeza del presidente estadounidense en un año electoral: la inflación y la inmigración.
La exención de seis meses que permite a su homólogo, Nicolás Maduro, exportar crudo a Estados Unidos expira mañana.
Biden y el dilema de las sanciones
Como parte de ese acuerdo, Maduro acordó garantizar que su propia candidatura a la reelección este verano fuera libre y justa.
Sin embargo, desde entonces expulsó de las urnas a su principal oponente, encarceló a miembros de su personal y bloqueó el registro para votar de los emigrantes venezolanos.
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A pesar de esto, la decisión de Estados Unidos sobre si volver a imponer sanciones no es una conclusión inevitable, y eso se debe en parte al aumento de los precios de la gasolina.
La gasolina en el surtidor ha subido un 17% este año, el nivel más alto desde octubre, incluso cuando Biden intenta asegurar a los votantes que la inflación está bajo control.
Tomar medidas enérgicas contra los flujos de petróleo desde Venezuela amenazaría con hacer subir aún más los precios del combustible.
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