La Cámara Venezolana de la Industria del Vestido (Cavediv) encendió las alarmas.
El 90% de los uniformes escolares que se comercializan en el país son importados.
Debido a que su precio es hasta un 50% más bajo que el de los productos nacionales.
Roberto Rimeris, presidente de Cavediv, explicó que esta situación responde a una estructura macroeconómica que sigue sin favorecer la producción local.
“Solo queda un fabricante de uniformes escolares dentro de la Cámara, y sus ventas han caído más de 60% en los últimos cinco años”, afirmó.
El fenómeno no es nuevo, pero se ha intensificado. Las exoneraciones arancelarias para productos terminados importados continúan vigentes, mientras que los insumos necesarios para fabricar en Venezuela siguen gravados. Esta asimetría, sumada a los problemas cambiarios, ha debilitado aún más a la industria nacional.
“Antes teníamos 400 empresas registradas en Cavediv. Hoy quedan apenas 25”, lamentó Rimeris. La competencia informal también ha crecido, pero no logra revertir la tendencia: el mercado está dominado por productos extranjeros que llegan a precios imbatibles.
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¿Hay salida?
La pérdida de participación del sector textil en el mercado escolar no solo afecta a los fabricantes, sino también a toda la cadena de valor: desde los talleres hasta los distribuidores.
La falta de incentivos y la competencia desleal han convertido al uniforme escolar en otro símbolo de la fragilidad industrial venezolana.
Con información de Finanzas Digital