Al menos 61 civiles muertos y al parecer decenas de combatientes fallecidos es hasta ahora el saldo de combates por el control de Sudán.
El ejército sudanés y un poderoso grupo paramilitar se enfrentaban el domingo por segundo día en combates por el control de Sudán, un reflejo de que no estaban dispuestos a poner fin a las hostilidades pese a la creciente presión diplomática.
Fuertes combates en los que participaban vehículos blindados, ametralladoras montadas en camiones y aviones de guerra se produjeron el domingo en la capital Jartum y en otros puntos del país. Se calcula que hay miles de combatientes de cada rival solamente en la capital.
Al menos 61 civiles han muerto y al parecer decenas de combatientes han fallecido, según el Sindicato de Médicos de Sudán. El grupo también reportó de 670 heridos entre civiles y combatientes.
Lucha por el poder
Los enfrentamientos son parte de una lucha de poder entre el general Abdel-Fattah Burhan, comandante de las fuerzas armadas, y el general Mohammed Hamdan Dagalo, líder de las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF, por sus siglas en inglés). Antes, ambos eran aliados y orquestaron un golpe militar en octubre de 2021 que descarriló la breve transición de Sudán a la democracia.
Los combates seguían a meses de tensiones sobre cómo deben integrarse las RSF en las fuerzas armadas y qué autoridad debe supervisar el proceso. La fusión es una condición clave del acuerdo de transición con fuerzas políticas, que aún no se ha firmado.
En los últimos meses, las negociaciones respaldadas internacionalmente revivieron las esperanzas de tal transición, pero las crecientes tensiones entre Burhan y Dagalo finalmente retrasaron un acuerdo con los partidos políticos.
En Jartum y Omdurman se reportaron enfrentamientos en torno al cuartel general del ejército, el Aeropuerto Internacional de Jartum y sedes de la televisora estatal. Un mando militar dijo que combatientes de las RSF se enfrentaron a soldados en cuarteles el domingo de madrugada y que se registró un incendio en un recinto para tropas de tierra.
“Las batallas no se han detenido”, dijo la destacada activista de derechos Tahani Abass desde su casa familiar, cerca del cuartel. “Se disparan entre sí en las calles. Es una guerra abierta en zonas residenciales”.
Cazas militares también atacaron bases de las RSF por toda la capital.
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Cese a los combates
Diplomáticos de alto nivel como el secretario de Estado de Estados Unidos, el secretario general de Naciones Unidas, el jefe de política exterior de la Unión Europea, el líder de la Liga Árabe y el jefe de la Comisión de la Unión Africana instaron a los dos bandos a detener la violencia. Miembros del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, enfrentados en otras crisis en el mundo, pidieron el fin inmediato de las hostilidades y el regreso a las conversaciones.
Estados árabes con intereses en Sudán —Qatar, Egipto, Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos— también pidieron un cese el fuego y que ambas partes reanudaran las negociaciones.
El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, dijo haber consultado con los ministros de Exteriores saudí y emiratí. “Acordamos que era esencial que las partes detengan de inmediato las hostilidades sin condiciones previas”, dijo en un comunicado el domingo de madrugada.
El domingo, el papa Francisco dijo desde el Vaticano que estaba siguiendo “con preocupación” los acontecimientos en Sudán e invitó “a la oración para que depongan las armas y prevalezca el diálogo, para retomar juntos el camino de la paz y la armonía”.
Activistas prodemocracia acusan a Burhan y Dagalo de abusos contra manifestantes en todo el país durante los últimos cuatro años, incluida la violenta disolución de un campamento de protesta fuera de la sede del ejército en Jartum en junio de 2019, en la que murieron unos 120 manifestantes. Hace tiempo que se acusa a las RSF de atrocidades asociadas al conflicto de Darfur.