El ajo es un ingrediente imprescindible en la despensa de cualquier hogar español, no solo por su sencillez y versatilidad, sino también por sus valiosas propiedades nutricionales.
Rico en minerales como yodo, fósforo y potasio, así como en vitaminas como la vitamina B6, el ajo también contiene alicina, manganeso, selenio y antioxidantes.
Este bulboso alimento, conocido por egipcios, hebreos, griegos y romanos, brinda beneficios tanto a la salud como a la cocina.
Sus efectos beneficiosos incluyen la dilatación de los vasos sanguíneos, mejorando la circulación y reduciendo la presión arterial.
Además, estimula las mucosas estomacales para favorecer la digestión y aumentar la producción de secreciones gastrointestinales.
Su incorporación en la dieta puede ayudar a combatir infecciones, hongos y virus, gracias a sus propiedades antivirales, antibacterianas y antifúngicas.
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Dentro de sus beneficios más destacados se encuentra su capacidad antibiótica, respaldada por estudios que han identificado en el ajo el sulfuro de dialilo, una molécula eficaz contra la bacteria Campylobacter.
Además, su contenido de calcio y selenio contribuye al cuidado óseo, siendo especialmente valioso para enfermedades relacionadas con los huesos.
En cuanto a la cantidad recomendada, el consumo de ajo varía según la edad y características individuales.
En adultos, se suele aconsejar un diente al día, mientras que en niños, medio diente diario.
Es esencial seguir ciertas precauciones, como no consumir ajo en casos de hemorragias, moderar su ingesta para evitar molestias estomacales, y evitar su consumo si se están tomando anticoagulantes, ya que podría generar reacciones adversas.
Asimismo, se aconseja evitar el contacto del ajo con los ojos y la piel para prevenir irritaciones.
Con información de El Nacional
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