Más de 272 habitantes que hacen vida en el urbanismo Caquetío de Monseñor Iturriza, al oeste de Coro, padecen desde hace 11 años por no contar con los servicios públicos básicos.
Sin tuberías de aguas blancas, sin empotrado de aguas negras y sin electricidad viven las 68 familias en las casas construidas por el Frente Francisco de Miranda.
Lo que era un sueño se ha convertido en una pesadilla debido al olvido del cual han sido víctimas por parte de las autoridades gubernamentales.
Pues a pesar de recibir múltiples visitas y plantear en infinidades de veces sus problemas, no han obtenido ninguna respuesta.
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Una de las afectadas, Fanny Bracho, indicó que las viviendas por estar ubicadas detrás de la bloquera Carora, que es una zona enmontada, mantiene la aparición regular de culebras, las cuales están a la orden del día.
“El comandante Chávez hizo la Gran Misión Vivienda Venezuela para vivir bien, pero eso no es lo que nosotros tenemos, por eso hacemos un clamor para que se aboque a atendernos”.
Paradójicamente la entrada del urbanismo se encuentra en la calle Cadafe, pero no tienen servicio eléctrico, sus postes son de palo, improvisados y con cables a la intemperie que traen de la urbanización Ciudad Perla o del kilómetro 7.
Solo aquellas familias que han tenido la posibilidad de tener seres queridos que les envíen dinero de afuera han podido acceder a dicha opción.
Con neveras que no pueden prender, con lavadoras y tiene que lavar a mano, con servicio de internet pero sin televisores, esa es su realidad.
“Hicimos la solicitud para colocar el internet y al menos contar con eso y de forma inmediata vinieron e instalaron tres postes para dar el servicio, porqué entonces el gobierno no hace lo mismo”, se preguntó.
Una realidad en el urbanismo Caquetío impensable
Debido al tiempo sin respuesta han tenido que construir pozos sépticos los cuales colapsan al llover, así como las calles que son de tierra.
Aseguraron que con la caída de las precipitaciones no pueden salir de sus casas porque el barro es muy denso y las vías de acceso se vuelven ríos.
Sin contar con el miedo de que los cables improvisados se sulfaten y causen una desgracia.
“Por favor atiendan nuestras necesidades, no es justo que vivamos en estas condiciones, los niños sufren constantemente de enfermedades estomacales”.
Bracho sostuvo que hasta tienen que comprar el camión cisterna porque la alcaldía no presta la colaboración y no es por desconocimiento.
Por su parte, Mercedes Campos, agregó que aunque tienen un consejo comunal constituido, las mesas de trabajo no han causado efecto.
A través del cual hacen jornada de gas doméstico y desde hace tres meses se regularizó la recolección de basura con la ruta una vez por semana.
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