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domingo, noviembre 17, 2024

¿Cuál es la mejor dieta para mantener un cabello sano?


Una caída anormal de nuestro cabello puede ser una de las primeras señales de que algo va mal y no debemos obviarla. Este síntoma se desencadena por diversas causas.

A continuación nos fijaremos en los factores nutricionales capaces de comprometer el bienestar de nuestro pelo y que podemos manejar de una manera relativamente sencilla.

La inflamación, a raya

Sabemos que ciertos nutrientes, como aquellos ricos en proteínas, vitaminas del grupo B, oligoelementos o ciertos minerales como el hierro o el zinc, son claves para la salud capilar.

De hecho, enfermedades que cursan con trastornos alimenticios como la anorexia o bulimia –en las que se produce una importante restricción de calorías y vitaminas– están fuertemente asociados a la pérdida de pelo.

Las situaciones estresantes que se presentan en nuestro día a día elevan los niveles de la hormona cortisol como mecanismo de defensa. Foto/Cortesía

Lo que quizás no sea tan conocido son los componentes específicos de la dieta que pueden provocar la caída y el empobrecimiento capilar.

Por ejemplo, alimentos con alto contenido en azúcar o grasas saturadas no solo están asociados con el desarrollo de enfermedades cardiovasculares, sino que también “estresan” e inflaman a nuestras células.

Este estado hace que el organismo sea más susceptible de desarrollar un amplio rango de afecciones; entre ellas, la caída del cabello.

Puedes leer: ¿Dependencia del azúcar? Estos son los síntomas

El estrés, otro gran culpable de la caída del cabello

Las situaciones estresantes que se presentan en nuestro día a día elevan los niveles de la hormona cortisol como mecanismo de defensa.

Pero ¿y si esta situación “de emergencia” se mantiene largo plazo? Ahí es donde empiezan los problemas.

Los nutrientes se metabolizan o absorben de manera distinta según nuestra población bacteriana. Foto/Cortesía

Producido por la glándula suprarrenal, el cortisol está directamente implicado con la caída del cabello.

Obviamente, reducir los factores desencadenantes de estrés es lo primero que nos viene a la cabeza para mantener ese compuesto orgánico en valores normales.

¿Podemos ayudar a regularlo con la dieta?

Afirmativo.

Determinados alimentos como el aguacate, los pescados azules o ciertos tipos de semillas, todos ellos ricos en ácidos grasos omega-3 y diversas vitaminas y minerales, pueden echar el freno al cortisol.

El factor de la microbiota

Por último, también se ha comprobado que los alimentos fermentados tienen efectos protectores frente a la caída del cabello gracias a la regulación de las bacterias intestinales y sus propiedades inflamatorias.

Y es aquí donde la microbiota intestinal, el conjunto de microorganismos que habitan nuestro sistema digestivo, entra en juego.

Este ecosistema microscópico está directamente asociado con la salud y la enfermedad mediante su interacción con los nutrientes que ingerimos. Tanto es así que nuestra microbiota será diferente en función de lo que comamos.

Los nutrientes se metabolizan o absorben de manera distinta según nuestra población bacteriana, generando así distintas señales químicas y metabólicas.

Esto puede alterar funciones fisiológicas como la respuesta al estrés, relevante para la salud capilar, como hemos visto más arriba.

Cuanto más rica y variada sea nuestra dieta, también lo será la comunidad de bacterias que albergamos en el intestino.

Podemos echarle una mano con el consumo de probióticos, como el yogur, kéfir u otros alimentos fermentados, que está asociado con una mejor salud digestiva y mental.

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