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miércoles, diciembre 11, 2024

¿Cuál será el comportamiento de la COVID-19 para el 2023?

Más allá de la forma de abordar el panorama pandémico, se plantea la posibilidad de reducir el riesgo que presenta y que seguirá presentando el coronavirus en 2023 a partir de una vacuna que evite la infección.


La celebración de la conferencia “COVID-19: enfermedad, secuelas y perspectivas 2023” trae consigo nuevas reflexiones sobre la pandemia del coronavirus: qué hemos aprendido, cuáles son las carencias de la atención sanitaria, qué uso se le dará a la mascarilla, cuál es el futuro de las vacunas y qué indicios de empeoramiento encontramos son las cuestiones sobre las que se indaga.

¿Qué nos depara el próximo año?

“Prudencia” y “Planes estratégicos” han sido las palabras clave durante la ponencia organizada por la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales (RAC) y la Sociedad Española de Virología (SEV) y encabezada por Emilio Bouza, miembro del Instituto de Investigación Biomédica Gregorio Marañón y catedrático del Departamento de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid.

Bouza, el principal vocal de la conferencia, ha reflexionado sobre lo aprendido, lo que queda por aprender y las oportunidades que se avistan en el horizonte.

En su intervención, el experto ha señalado la necesidad de un “plan de catástrofes” en la Atención Primaria y un “plan de expansión” que evite la improvisación que se vivió en los hospitales durante las primeras etapas de la pandemia.

“En general, las grandes catástrofes, como ha sido y es esta pandemia, las debe liderar el Gobierno, pero también debe existir un centro coordinador en salud pública”, ha reclamado Bouza.

Pero en la actualidad, lo que más preocupa es la aproximación a los estragos directos de la pandemia y la incidencia del llamado covid largo o persistente.

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¿Las medidas han sido efectivas?

En este sentido, el catedrático ha hecho balance del avance en materia de tratamientos, además de incidir en el impacto de incorporación de las vacunas en el panorama y del planteamiento de nuevas formas administración, como son la oral o la intranasal.

En cuanto al futuro, el profesor Bouza ha recomendado tomar con “prudencia” las palabras de la Organización Mundial de la Salud (OMS) respecto al fin de la pandemia. Porque todavía quedan muchas preguntas sin contestar.

Ejemplo de ello es el debate público sobre el uso de la mascarilla. Y es que la pandemia nos ha enseñado mucho, la cuestión es si hemos asimilado o no dichas enseñanzas. La conveniencia de mantener su uso en circunstancias concretas queda en el aire.

En las jornadas de RAC-SEV también ha participado el profesor Albert Bosch, presidente de la Sociedad Española de Virología.

Al hablar de la situación actual, el experto ha acertado ha definirlo como un “momento de impasse“.

“La situación en las UCI es tranquila, pero hay indicios de que pronto pueden empeorar, sin llegar a lo que sucedió en las primeras olas de la covid-19, esencialmente gracias a la buena cobertura de la vacunación”, señala.

Tratamientos y vacunas

Bosch recuerda que las vacunas que se siguen empleando solo nos protegen de una infección grave, pero no de la infección en sí. Y aunque no sean igual de virulentas, asegura que habrá variantes del virus que se escapen de la vacuna.

“La pandemia de la COVID-19 ha tenido un fuerte impacto social y económico, y ha modificado nuestra percepción de la salud pública”.

Así lo ha señalado el profesor Esteban Domingo, investigador del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa y vicepresidente de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales (RAC), quien destaca el papel de esta institución en la comprensión y subsanación de los problemas con vertiente científica que afectan a nuestra sociedad.

Respecto al futuro de la pandemia, el profesor Domingo ha recalcado que las enfermedades infecciosas emergentes, como es el caso de la COVID-19, se caracterizan por el carácter impredecible de su evolución.

“Aun hoy siguen produciéndose casos de enfermedad y surgen nuevas variantes. Los fenómenos naturales que se deben a la conjunción de múltiples factores (epidemias, terremotos, tormentas, etc.) son impredecibles”, indica el profesor Domingo.

¿La COVID será tratado como una gripe en los próximos años?

Como ha avanzado, es posible que el coronavirus en 2023 y los años siguientes pueda darse una situación parecida a la del virus de la gripe humana. Es decir, continuará la evolución del SARS-CoV-2 y ello requerirá actualizaciones periódicas de las vacunas que seguirán teniendo (al igual que las vacunas contra la gripe) una eficacia limitada.

Para las personas mayores y para aquellas con enfermedades crónicas o con tratamientos médicos inmunodepresores, la COVID-19 seguirá representando un problema.

El especialista Esteban Domingo insiste en que la única forma de hacerle frente a esto sería encontrando una vacuna que evite la infección o a partir de un tratamiento antiviral efectivo

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