El ajo es un ingrediente indispensable en los platillos para realzar sabores, intensificar caldos y dar carácter a casi cualquier receta.
Pero más allá de su uso gastronómico ha sido venerado durante siglos por sus propiedades curativas, tanto en tradiciones populares como en la ciencia moderna.
Desde civilizaciones antiguas como la egipcia o la griega, utilizaron este sazonador natural como remedio natural para fortalecer el cuerpo, combatir infecciones y dar energía.
Este bulbo, por medio de la alicina, tiene propiedades antibacterianas, antivirales y antifúngicas, lo que lo convierte en un potente aliado para fortalecer el sistema inmunológico y prevenir infecciones respiratorias (como tos, gripe, catarro o bronquitis leve) y digestivas (dolor de estómago por indigestión).
También puede ayudar a reducir la presión arterial, mejorar la circulación sanguínea, disminuir los niveles de colesterol malo (LDL) y proteger el corazón.
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Se le atribuyen propiedades antiinflamatorias y antioxidantes, que ayudan a combatir el envejecimiento celular y prevenir enfermedades crónicas.
Con información de Venezolana de Televisión