El debate viene en momentos en que las olas de calor en el sudeste asiático y inundaciones en partes de Sudamérica son evidencia del cambio climático.
En medio de las reuniones del Foro Económico Mundial de Davos sobre cómo enfrentar el cambio climático y sus devastadores efectos, surge la interrogante: ¿hasta qué punto pueden las compañías petroleras y gasíferas ayudar en la transición hacia energías renovables?
En otros tiempos ésa sería una pregunta meramente académica, y los críticos dirían que no tiene relevancia en el mundo real. Pero hoy en día, es una pregunta práctica y urgente, en momentos en que la invasión de Rusia a Ucrania ha obligado a muchos países a hallar maneras de cambiar su estrategia a fin de no depender tanto del gas y el petróleo rusos.
El debate viene en momentos en que los efectos del cambio climático se están haciendo cada vez más patentes: olas de calor en el sudeste asiático, inundaciones en partes de Sudamérica.
Al mismo tiempo, los más prominentes climatólogos del mundo advierten que el aumento en las inversiones en los hidrocarburos está impidiendo alcanzar la meta de limitar el calentamiento atmosférico a 1,5 grados centígrados (2,7 Fahrenheit).
“No debemos permitir que surja esta narrativa falsa de que lo que ha ocurrido en Ucrania de alguna manera elimina la necesidad de enfrentar la crisis climática”, declaró el martes el encargado estadounidense de asuntos climáticos, John Kerry, en un panel sobre el objetivo climático de “cero neto”.
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Es posible, añadió, satisfacer la necesidad de energía a base de hidrocarburos a corto plazo, especialmente en Europa, y seguir encaminados hacia la reducción de emisiones en los próximos años.
Entretanto, la presidenta de la Comisión Europea Ursula von der Leyen presentó un argumento distinto para avanzar hacia fuentes de energía renovable: la Unión Europea, dijo, debería evitar la dependencia en país poco confiables, como Rusia, en la vía hacia una economía más verde.
“Las economías del futuro”, dijo von der Leyen, ya no dependerán de hidrocarburos sino de litio, silicona y otros metales usados para la elaboración de baterías, chips, vehículos eléctricos y turbinas de viento.
“Para estas materias, dependemos de unos pocos países. Así que debemos evitar caer en la misma trampa en la que caímos con el petróleo y el gas. No debemos reemplazar las viejas dependencias con nuevas dependencias”, añadió.
Von der Leyen aseveró que la guerra en Ucrania ha fortalecido la voluntad europea de deshacerse rápidamente de la energía rusa. Los países de la UE han aprobado un embargo a las importaciones de carbón rusas, pero los miembros no han llegado a un acuerdo sobre el petróleo y el gas de Rusia.