Todos tenemos el deber de dejar de ser espectadores y convertirnos en protagonistas del destino nacional.
Los empresarios venezolanos no pueden permanecer de brazos cruzados, en actitud de espectadores, contemplando un debate político mediocre e intranscendente en relación con las elecciones presidenciales pautadas para el año 2024. Es demasiado importante lo que está en juego.
Los señores Obispos de la Iglesia Católica no pueden quedarse contemplando la situación y esperando que unos dirigentes de unos partidos venidos a menos sean los que decidan la suerte del país.
Los líderes sindicales ya saben lo que les espera si Maduro logra su propósito de perpetuarse en el poder por seis años más.
Lo mismo puede decirse de las autoridades universitarias, de los académicos, de los gremios profesionales, de los gobernadores y alcaldes, de los líderes vecinales.
Todos tenemos el deber de dejar de ser espectadores y convertirnos en protagonistas del destino nacional.
Lamentablemente el liderazgo político partidista ha fracasado en los últimos veinte años. Eso lo sabemos. Son muchos los errores que se han cometido.
No podemos permanecer indiferentes esperando que esta vez no se equivoquen. Sobre todo si, como todo lo indica, están empeñados en equivocarse de nuevo.
La estrategia de Maduro es muy sencilla. Hacer todo lo que contribuya a garantizar un alto nivel de abstención y estimular la división del porcentaje minoritario de ciudadanos que perseveraran en la ruta electoral.
La estrategia electoral del régimen descansa sobre dos palabras: Abstención y División. Que vote poca gente y que los que voten, voten divididos y fragmentados para que el gobierno con una minoría de votos y en contra de la voluntad de cambio de la mayoría de los ciudadanos se mantengan en el poder.
Está clarísima la estrategia electoral del gobierno.
Partidos de oposición se empeñan en celebrar unas primarias que no contribuyen a la unión sino a la división. Primarias que, en ningún caso, resultaran en la elección de una plataforma que estimule el voto de los ciudadanos.
Estamos a tiempo de que las fuerzas vivas de la Nación, reaccionen y actúen.
Seguiremos conversando.