Francisco lamentó que la guerra en Ucrania no hiciera más que agravar la situación de los pobres, aún afectados por la pandemia del coronavirus, desastres naturales y el cambio climático.
El papa Francisco condenó el domingo las “sirenas del populismo” y pidió un nuevo compromiso de ayuda a los pobres, personas sin hogar y migrantes, en medio de un nuevo debate sobre la inmigración en Italia.
Francisco celebró el Día de los Pobres de la Iglesia católica invitando a cientos de pobres y personas sin hogar y migrantes al Vaticano para una misa y comida especial. Denunció la indiferencia que les muestra el mundo, así como a los “profetas de la desventura” que alimentan el miedo y las conspiraciones sobre ellos para beneficio personal.
“No no nos dejemos seducir por los cantos de sirena del populismo, que instrumentaliza las necesidades del pueblo proponiendo soluciones demasiado fáciles y apresuradas”, dijo Francisco.
Los actos de este año se celebraban en un momento en el que Italia volvía a protagonizar el debate europeo sobre la inmigración. El gobierno de ultraderecha liderado por la primera ministra, Giorgia Meloni, chocaba con Francia sobre el destino de las personas rescatadas en el Mediterráneo. Italia mantuvo cuatro barcos de rescate en el mar durante días hasta finalmente aceptar que tres de ellos desembarcaran a sus pasajeros la semana pasada, y forzó a Francia a aceptar al cuarto. El pulso provocó una disputa diplomática que llevó a que Francia suspendiera su participación en un programa europeo de redistribución y reforzara sus cruces fronterizos con Italia.
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Francisco lamentó que la guerra en Ucrania no hiciera más que agravar la situación de los pobres, aún afectados por la pandemia del coronavirus, desastres naturales y el cambio climático.
“También hoy, más aún que en el pasado, muchos de nuestros hermanos y hermanas, duramente probados y desanimados, emigran en busca de esperanza, y muchos sufren inseguridad debido a la falta de empleo o condiciones laborales injustas o indignas”, dijo.
Para mostrar actos concretos de solidaridad, el Vaticano invitó a unas 1.300 personas a comer en el salón de audiencias del Vaticano tras la misa.
Además, las revisiones médicas gratuitas que se habían detenido debido al COVID-19 se reanudaron esta semana en la Plaza de San Pedro. Las consultas ofrecen revisiones, vacunas, análisis de sangre y electrocardiogramas, así como pruebas de hepatitis C, tuberculosis y VIH. Las parroquias de la zona distribuían unas 5.000 cajas de alimentos básicos donados por un supermercado, así como unas 10 toneladas de pasta y 5 toneladas de arroz, según un comunicado de la oficina de evangelización del Vaticano.