En el segundo día de su visita al reino de Bahrein, el Papa clausuró una conferencia sobre el diálogo entre oriente y occidente patrocinada por el rey Hamad bin Isa Al Khalifa.
Con la guerra de Rusia en Ucrania en pleno apogeo, el papa Francisco pidió el viernes junto a líderes musulmanes, cristianos y judíos que los grandes credos trabajen por la paz. Durante una cumbre interreligiosa, afirmó que la religión nunca debe ser utilizada para justificar la violencia y que los líderes espirituales deben contrarrestar los caprichos “infantiles” de los poderosos para hacer la guerra.
En el segundo día de su visita al reino de Bahrein, el Papa clausuró una conferencia sobre el diálogo entre oriente y occidente patrocinada por el rey Hamad bin Isa Al Khalifa. Es la segunda conferencia de este tipo a la que acude en dos meses tras la celebrada en Kazajistán, lo que evidencia su creencia de que el acercamiento entre personas con distinta fe puede ayudar a resolver los conflictos actuales y a promover un mundo más justo y sostenible.
Junto a él, en el palacio de Sakhir había destacados imanes musulmanes, el líder espiritual de los cristianos ortodoxos y rabinos estadounidenses comprometidos desde hace años con el diálogo interreligioso, además del monarca bahreiní. Uno tras otro, los oradores pidieron el final de la guerra rusa en Ucrania y el inicio de las negociaciones de paz. La Iglesia ortodoxa rusa, representada por un enviado, ha respaldado con firmeza al Kremlin en el conflicto, que justificó por motivos religiosos.
En su intervención, Francisco señaló que mientras el mundo parece separarse como dos mares opuestos, la mera presencia de los líderes religiosos allí era una prueba de que “tenemos intención de navegar por las mismas aguas, eligiendo la ruta del encuentro en lugar de la del enfrentamiento”.
Puedes leer: Netanyahu vuelve al poder en Israel
“Es una paradoja sorprendente que, mientras la mayoría de la población mundial está unida enfrentando las mismas dificultades, sufriendo graves crisis económicas, ecológicas y pandémicas, además de por las cada vez más escandalosas injusticias globales, unos pocos potentados se enzarcen en una lucha decidida por intereses partidistas”, señaló.
Según el pontífice argentino, “parece que asistimos a un escenario dramático e infantil: en el jardín de la humanidad, en lugar de cultivar nuestro entorno, estamos jugando con fuego, misiles y bombas, armas que causan dolor y muerte, cubriendo de cenizas y odio nuestra casa común”.
El rey Hamad, por su parte, pidió un esfuerzo coherente para que Rusia detenga su guerra en Ucrania y para promover las negociaciones de paz “por el bien de toda la humanidad”.
Esta es la segunda visita de Francisco a un país del Golfo Pérsico luego de su histórico viaje de 2019 a Abu Dabi, donde firmó un documento para promover la confraternidad entre católicos y musulmanes con un destacado clérigo suní, el jeque Ahmed al-Tayeb. Al-Tayeb es el gran imán de Al-Azhar, la sede del aprendizaje suní en El Cairo, y se ha convertido en un socio clave del papa para promocionar el entendimiento entre cristianos y musulmanes.
Al-Tayeb, que también participó en la cumbre del mes pasado, se unió a las voces que pidieron el fin del conflicto armado en Ucrania “para salvar las vidas de los inocentes que no tienen nada que ver con esta violenta tragedia”. Además, instó a los musulmanes chiíes y suníes que emprendan un proceso de diálogo similar para tratar de curar siglos de divisiones, y apuntó que Al-Azhar está lista para albergar esa cita.
“Ahuyentemos juntos cualquier discurso de odio, provocación y excomunión y dejemos a un lado los conflictos antiguos y modernos en todas sus formas y con todas sus ramificaciones negativas”, manifestó. Bahrein está gobernado por una monarquía suní que ha sido acusada por grupos de derechos humanos de discriminar sistemáticamente a la mayoría chií, cargos que el gobierno rechaza.