El Papa Francisco lavó los pies de 12 internos de diferentes nacionalidades. Se trata del mismo centro penitenciario mixto que visitó unos días después de ser elegido papa en 2013.
El papa Francisco lavó los pies de doce internos de diferentes nacionalidades del Instituto Penal de Menores Casal del Marco, situado en la periferia romana.
Lo hizo con indudables muestras de cariño: lea lavó los pies, los secó y los besó; complementando la mano y conversando con algunos.
Por la mañana celebró la Santa Misa Crismal, en la que manifestó, entre otras cosas, que “un presbiterio dividido no funciona”, refiriéndose a los sacerdotes.
Se trata del mismo centro penitenciario mixto que visitó unos días después de ser elegido papa en 2013, al que ahora ha vuelto, visualizando de este modo el mandamiento del amor que celebra la Iglesia desde la Última Cena con Jesús, que lavó los pies a los discípulos.
En el centro se encuentran alrededor de 50 jóvenes, y algunos de ellos pueden conversar un momento con el Pontífice, en el marco de una celebración casi familiar.
El capellán del centro, don Nicolò Ceccolini, manifestó a la agencia oficial vaticana que se emplearon de “una visita muy esperada, también por los musulmanes que estos días están viviendo el Ramadán”.
Esperando al pontífice hay una “comunidad variopinta” de chicos y chicas de diferentes edades y etnias, internos en el centro por diversos delitos.
Puedes leer: China: La OTAN no está en posición de presionarnos sobre Ucrania
“Para nosotros son todos iguales, deben ser mirados no sólo por lo que han hecho sino con una mirada profunda”.
El año pasado, el santo padre se trasladó al Nuevo Complejo Penitenciario de Civitavecchia, donde pasó cerca de tres horas saludando a las autoridades, abrazando a los reclusos que le recibieron con coros y gritos, misa en la capilla y lavó los pies a los reclusos, de diferentes edades y nacionalidades, todos ellos emocionados.
En esta ocasión, la santa misa de la Cena del Señor ha durado apenas una hora. A continuación, la directora del Centro Casal del Marmo, también emocionada, ha manifestado al santo padre que “nos desarmamos con su dulzura y nos reconducimos a lo esencial.
“Su sonrisa”, ha dicho la directora, “es una caricia que nos da fuerzas y nos anima a ir siempre juntos”.
Fuertes aplausos acompañaron la salida del papa de la capilla, en la que se encontró también personal administrativo y policial del centro.
El santo padre les regaló algunos rosarios y huevos de chocolate.
“Jesús no se asusta, quiere acompañarnos”
En la breve homilía, el papa Francisco dijo que en el tiempo de Jesús “eran los esclavos los que lavaban los pies. Era un trabajo de esclavos.
Se quedaron sorprendidos, Les costaba entender”, aludiendo al proceder de san Pedro.
“Pero lo hace para hacerles comprender el mensaje del día siguiente: que moriría como esclavo, para pagar la deuda de todos nosotros”, explicó.
El pontífice añadió:
“Es tan lindo ayudarse unos a otros. Son gestos humanos, universales, ayudarse entre todos. Nacen de un corazón noble. Y Jesús, con esta celebración, quiere esto, enseñarnos la nobleza del corazón”.
“Hoy haré yo el mismo gesto de lavaros los pies”, prosiguió el papa Francisco. “Pero no es una cosa folclórica. Esto es un gesto que anuncia cómo tenemos que ser nosotros con los demás.
En la sociedad vemos que hay tanta gente que se aprovecha de los demás… muchas injusticias, muchas personas sin trabajo, o tienen trabajo pero le pagan la mitad, mal pagadas..
O gente que no tiene dinero para comprar medicinas, tienen familias que viven mal…”
“Jesús jamás abandona”
“Ninguno de nosotros puede decir: yo no soy así. Si yo no soy así, es por la gracia de Dios”, dijo el santo padre. “Cada uno de nosotros puede resbalarse. Y esta actitud de que cada uno puede resbalar es lo que nos da la dignidad
Escuchen esta palabra: la dignidad de ser pecadores. Jesús nos quiere así. Y por eso ha querido lavar los pies. Porque yo he venido a salvaros, a serviros, nos dice Jesús”.
“Ahorita yo haré lo mismo, recordando lo que Jesús nos ha enseñado”, subrayó Francisco. “Ayudarnos entre todos. Ayudarnos unos a otros. Y así la vida es más linda, y se puede ir adelante así. En el lavatorio de los pies piensen ustedes que Jesús me ha lavado los pies a mí. Jesús me ha salvado. Yo tengo este problema, pero Jesús está al lado tuyo. Jesús jamás abandona, jamás. Piensen en esto”, concluyó el papa.
El mandamiento nuevo
“En la Última Cena, Jesús nos hace cuatro regalos que no tienen precio: nos da la Eucaristía, lava los pies de sus discípulos, nos regala el sacerdocio y el mandamiento nuevo”, ha grabado Joseph Evans en Omnes.
“El último don es el mandamiento nuevo. En la Última Cena, Jesús dijo: “Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros; como yo os he amado, amaos también unos a otros”.
El santo padre presidirá la celebración del Viernes Santo en la Basílica de San Pedro a las cinco de la tarde, con el cardenal Mauro Gambetti de celebrante en el altar.