” narrador de hipismo como el príncipe Aly Khan que describe hasta el color de los ojos de los hermosos purasangre”. (Pág. 12)
Esa afirmación arraigada en el libro de mi autoría: ” Un negro como yo” ( Talleres litográficos de Miguel Ángel García, Caracas, 2012, 69 págs), mantiene vigencia hoy.
Desde nuestra época adolescente somos fervorosos aficionados de la pasión hípica, conducidos por la voz enérgica en la descripción de una carrera de caballos por Virgilio Decán a través de la trasmisiones radiales por la antigua radio Continente, de allí a radio Rumbos combinados con la Radio Caracas Televisión luego en Venezolana de Televisión en todas en las vespertinas dominicales.
Decán, que por su origen hindú por los genes materno, y por físico con rasgos similares al príncipe indio, Aly Khan, visitante en Venezuela finales de la década de los años 50, fue denominado por los aficionados con ese cognomento, para dejar historia en las gloriosas páginas en el denominado Deporte de los reyes.
Oriundo de Ciudad Bolívar, nacido el 1 de julio de 1931, llega a Caracas para estudiar Educación en el Instituto Pedagógico de Caracas, del cual
egresó con la mención de Literatura, logrando iniciarse en el transcurso de esa etapa como locutor e infructuosamente incursionar en el mundo de la narración ( se había iniciado como narrador de Beisbol en su ciudad natal) en el viejo hipódromo de ” El Paraíso”. Con la inauguración del majestuoso hipódromo ” La Rinconada” el 5 de julio de 1959 y al año siguiente con el retiro del legendario José Eduardo Mendoza ” Miralejos”, se incorporó al staff de radio Caracas en sus versiones radiales y televisivas acompañado con el argentino Luis Plácido Pisarello que por cierto fungió como promotor de la visita a Venezuela de Carlos Gardel, también se registró en el equipo el recordado Alejo Caminos.
Desde sus primeras intervenciones con su maravillosa càtedra de dicción y trasmisión de emociones se convierte en figura referencial en el hipismo de habla hispánica. En los años inmediatos hace yunta con Blás Federico Jiménez, posterior con el “incontenible” Hector Alonzo Rivas, casi como su hijo fiel, convertido en extraordinario narrador.
Al unísono se gradua de abogado en la UCV en el año 1962. en la promoción ” Rafael Pizani”, es de señalar que en esa etapa actua como Tenor en el Orfeón Universitario.
El timbre de su voz se hizo inconfundible continentalmente, en las que su emocionantes narraciones hacian vibrar a grandes y chicos. Fue protagonista en la narración de las hazañas de Gradisco como primer Triple coronado , las de Klick, El Tamao, Tombrill, Oliver, Primordial, Chateaubriand, la del criollo Socopó en 1966 en el Clásico “Simón Bolívar” mayor evento del calendario nacional compitiendo con ejemplares importados, el triunfo del criollo Victoreado en el primer Clásico internacional del Caribe escenificado en Puerto Rico en el año 1967, así como la magistral narración en la mayor de las proezas como fueron los triunfos de Cañonero II en 1971 con la yunta Gustavo Avila como jinete y Juan Arias, entrenador, que como sueño de hadas logran triunfar con un caballo comprado como desecho para colores venezolanos en subastas en Keeneland en 1969 por 5400 bolívares. Es menester rememorar las exitosas campañas del triplecoronado Iraquí, las víctorias de Torrejón, Catire Bello, Trinycarol, Gelinotte, Bambera hasta el mejor de todos los tiempos, según el propio Decán: My Own Bussiness, ganador de 34 carreras, records de tiempos, y Ganador de los clásicos del Caribe y Confraternidad, ambos en Puerto Rico.
También narró las proezas del propio Avila, concebido como el mejor jinete venezolano de todos los tiempos, idéntico con el prodigioso chileno, Balsamino Moreira, las de Ángel Francisco Parra, Douglas Valiente, el espectacular Juan Vicente Tovar, Ángel Alciro Castillo hasta llegar a los tiempos de Emisael Jaramillo..
Virgilio también saboreó el triunfo como propietario con Tropic Ana, Alguacil, Silbido, El Príncipe, Guasipati, que le dieron grandes satisfacciones.
Amante de la poesía, historia, artes plásticas y musicales, beisbol y futbol.
Un ser con gran calidad humana: humilde, generoso, sensible, solidario.
La muerte de Virgilio Decán, el pasado martes 16 y con quien tuve el honor y orgullo el haber sido su amigo, conmovió profundamente la conciencia nacional y continental. Pesar al esparcirse la infausta noticia. El dolor que produce su muerte va acompañada de una profunda tristeza. Un gran espíritu alojado en una brillante existencia.
La noticia llega a la congoja – muy humana – si decimos que la solidaridad con él, no solamente fue admirativa sino emocional. Llegó hasta la idolatría.
Venezuela, pierde el mayor exponente de la narración del espectáculo hípico. Para los amantes de ese universo, desaparece el propulsor y conductor de la descripción de una carrera, que es histórico. Los jóvenes narradores, admiradores y seguidores de su estilo ven sumergirse en el mar de sus ilusiones profesionales al océano de sus territorios vitales.
La muerte de hombres representativos y ejemplos de constancia con firmeza, son símbolos y bandera como Decán. Fortalece a los continuadores, proveen balances afirmativos, conquistan estadios de avance. En ese sentido ” El príncipe” no desaparece. Perdura su obra y ejemplo. Los millones de hípicos saludaran la vigencia de las carreras los días de nueva vida en su nombre.
Wladimir e Ivanova recordaran para siempre el grito de partida de la feliz carrera de su inolvidable progenitor extensible a Ingrid su esposa.
¡ Honores a su Majestad El Príncipe!