El estudio constató que el 35 por ciento de las embarazadas que fallecieron por causas asociadas a la COVID-19 no fueron ingresadas a cuidados intensivos.
Una de cada tres embarazadas con COVID-19 que debió acceder a una unidad de cuidados intensivos no lo consiguió en los dos primeros años de la pandemia, según un estudio realizado por la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
El estudio fue llevado a cabo por el Centro Latinoamericano de Perinatología, Salud de la Mujer y Reproductiva (CLAP) de la OPS y publicado por el Lancet Regional Health-Américas.
Se trata del mayor estudio hasta el momento a nivel mundial, con una base de 447 embarazadas de Bolivia, Colombia, Costa Rica, Honduras, Ecuador, Paraguay, Perú y República Dominicana, dijo la OPS a través de un comunicado.
La investigación enfatiza “la importancia de sumar esfuerzos para aumentar la concienciación sobre la detección temprana de la gravedad de la COVID-19 en la población de embarazadas de la región y asesorar con evidencia las políticas públicas para protegerlas”, afirmó la directora del CLAP, Suzanne Serruya.
Estudio especificado
El estudio constató que el 35 por ciento de las embarazadas que fallecieron por causas asociadas a la COVID-19 no fueron ingresadas a cuidados intensivos. La edad materna media era de 31 años y alrededor de la mitad de las que murieron tenían obesidad.
El 86,4 por ciento de las mujeres estudiadas se infectaron antes del parto, y la mayoría de los casos (60,3 por ciento) se detectaron en el tercer trimestre del embarazo.
El informe determinó que en la primera consulta y la admisión, los síntomas más frecuentes fueron disnea (73 por ciento), fiebre (69 por ciento), y tos (59 por ciento).
Asimismo, se reportaron disfunciones orgánicas (fallas en los órganos) en 90,4 por ciento de las mujeres durante la admisión, y el 64,8 por ciento fueron ingresadas a cuidados críticos donde permanecieron en promedio durante ocho días.
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El estudio estableció que en la mayoría de los casos la muerte ocurrió durante el puerperio, es decir, durante las seis semanas posteriores al parto, con una media de siete días entre el parto y el deceso.
El parto prematuro fue la complicación perinatal más frecuente (76,9 por ciento) y 59,9 por ciento de los niños tuvo bajo peso al nacer.
“Si bien los datos recientes sugieren un descenso en las muertes maternas por COVID-19 en la región, aún siguen muriendo mujeres por esta causa y la vacunación es la principal herramienta para reducir las complicaciones graves y las muertes por esta enfermedad”, dijo Bremen de Mucio, asesor regional en salud materna de la OPS y uno de los autores principales del estudio.
Por su parte, Mercedes Colomar, otra responsable principal del trabajo, señaló que “lamentablemente, observamos inequidad en la distribución de las vacunas a nivel global y las mujeres embarazadas continúan presentando tasas de vacunación aún más bajas que las de la población en general”.
La OPS dijo que monitorea el impacto de la COVID-19 en embarazadas desde el inicio de la pandemia.
Según datos obtenidos de 24 países de la región en 2021, en comparación con los notificados en 2020, se registró un aumento tanto en el número de casos como en las defunciones entre las embarazadas positivas al virus SARS-CoV-2.
El organismo panamericano señaló que varios factores pueden explicar estos incrementos, como las debilidades y fortalezas de los sistemas de vigilancia y sus estrategias, la inmunización y disponibilidad de vacunas para las embarazadas, la saturación de los servicios y las barreras en el acceso a cuidados especiales.