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miércoles, noviembre 13, 2024

Estudio revela que uno de cada cuatro niños tiene ansiedad: ¿Cómo aliviarla?

Si no se resuelven los problemas de ansiedad del niño durante su infancia o su adolescencia esto repercutirá en problemas futuros, en su desarrollo como persona adulta.


La ansiedad es uno de los problemas más diagnosticados en niños y adolescentes. Quizá es el problema psicológico que mayor prevalencia tiene en la población y además podríamos decir que es la ventana por la que los niños pueden llegar a tener otros problemas psicológicos.

Así lo defiende en una entrevista con Infosalus la psicóloga clínica experta en ansiedad y estrés Bárbara Tovar, quien advierte que si no se resuelven los problemas de ansiedad del niño durante su infancia o su adolescencia esto repercutirá en problemas futuros, en su desarrollo como persona adulta.

La ansiedad no se va sola, normalmente es al contrario. Es como el aceite que acaba pringando todo y termina generalizándose a otras áreas del niño”, aclara.

Esta especialista en el conocimiento e investigación sobre el funcionamiento de nuestra mente y de las emociones, y responsable de la Clínica Bárbara Tovar de Madrid, acaba de publicar precisamente ‘Mi mundo en calma. Ejercicios en familia para alejar la ansiedad de nuestras vidas’ (Montena, Penguin Random House), un manual con el que aprender a identificar este problema en los menores y con pautas para solventarlo.

Por que, según alerta, la ansiedad afecta “muchísimo” al desarrollo de un niño. Por ejemplo, habla de la autoestima, algo que se forja a lo largo de la infancia y en la adolescencia, y que está muy vinculada a la autopercepción que tenemos de nosotros mismos.

Síntomas de ansiedad en el niño

Así, remarca que cuando los expertos perciben que un niño tiene problemas de autoestima, de fracaso escolar, de conductas adictivas de sustancias o de móvil, por ejemplo, a veces hay una base de ansiedad que ha estado ahí desde pequeño, o durante la infancia, pero que no ha sido atendida o tratada de forma adecuada.

“El tratamiento de la ansiedad en la infancia y en la adolescencia es muy importante, no solo por la calidad de vida que resta a quienes los sufren sino también para paliar el desarrollo de otros posibles desarreglos en el crecimiento de nuestros niños”, resalta Tovar.

En cuanto a las señales que podrían indicar que el menor presenta ansiedad, dice que hay desde muy sutiles hasta otras más evidentes, desde por ejemplo trastornos del sueño, dificultad para permanecer solos, dolores de tripa o de cabeza, es decir quejas somáticas, que pueden estar relacionadas a la hora de afrontar desafíos para el niño intensos, como ir al colegio; hasta por ejemplo dificultad para desapegarse de las figuras de apego.

También precisa que pueden ser indicativo de que algo no va bien en este sentido cuando los menores chirrían con los dientes, o se muerden los puños de la camiseta, cuando tienen pesadillas, cuando se vuelven muy obsesivos con un tema y preguntan mucho; o por ejemplo si se les ve inseguridad a la hora de tomar decisiones, de poder alejarse de casa y dormir en otros sitios.

Y es que, según reconoce esta psicóloga clínica, realmente la ansiedad se puede diagnosticar desde muy pequeños. Es más, señala que, dentro del ‘saco’ de la ansiedad hay mucha tipología y no todos los problemas de ansiedad son iguales. Por ejemplo, indica que durante la primera infancia podemos encontrarnos casos de mutismo selectivo, es decir, de niños que a lo mejor no hablan por timidez o por vergüenza en determinados entornos.

Ansiedad en la infancia y en la adolescencia

“Normalmente cuanto más tímidos e introvertidos son en la primera infancia, más papeletas para desarrollar problemas de ansiedad en la infancia y en la adolescencia“, agrega.

Menciona aquí que el libro ‘Mi mundo en calma’, que acaba de publicar, está orientado a niños de 7 a 12 años, una edad en la que reconoce que son muchas las señales que nos pueden indicar que un niño tiene ansiedad, como por ejemplo a la hora de quedarse solos, cuando se encuentran en la oscuridad, sufren ansiedad en situaciones más sociales, o a la hora de ir al cole; “son situaciones en este grupo de edad más asociadas a malestar”.

Bárbara Tovar reseña en este punto que la pandemia ha afectado y “muchísimo” a los niños, y de hecho apunta que “1 de cada 4 manifiesta síntomas de ansiedad, y el 80% de los niños que afirman haber tenido sintomatología evidente de ansiedad dicen no haber sido tratados”.

Por otro lado, habla de que en muchos niños presentan ansiedad en esta época fruto de la preocupación de las familias por la pandemia, bien por la situación de otros familiares, del plano económico, o por ejemplo al palparse ese distanciamiento social, empleo masivo de mascarillas, reducción de la vida social.

“Todo esto también nos ha hecho más vulnerables a ese aumento en toda la problemática de ansiedad en la infancia y en la adolescencia, donde también ha aumentado mucho”, insiste.

Eso sí, advierte de que hay muchos padres que no saben detectar adecuadamente los problemas de ansiedad en sus hijos, bien por falta de información sobre las señales que nos indicarían que pueden tener ansiedad; o bien por negación, porque esto supone reconocer que nuestro hijo necesita ayuda psicológica y nos culpabilizamos y defendemos de ello quitándole hierro al asunto, cuando por ejemplo a la hora de pedir cita en un dermatólogo no nos cuesta, pero sí para ir al psicólogo.

Pautas para aliviarla, algún ejercicio

Con todo ello, la psicóloga clínica Bárbara Tovar aporta las siguientes pautas para manejar la ansiedad en los más pequeños:

  • 1.- Si yo tengo claro que tiene sintomatología de ansiedad mi hijo pedir ayuda a un profesional para que nos oriente.
  • 2.- Los padres también deben formarse e informarse, no solo para detectar una posible sintomatología de ansiedad en los pequeños, sino también para abrir procesos de comunicación con sus hijos, para que estos expliquen qué les pasa y por qué, y qué pueden hacer para funcionar mejor.
  • 3.- El afecto, la comunicación positiva, pasar tiempo de calidad con nuestros hijos, el ayudarles a aprender a relajarse, estrategias y técnicas de relajación, que por ejemplo trata en su manual.

A su juicio, no está bien cuando empezamos a permitir que nuestro hijo deje de afrontar ciertas cosas para que deje de sentir miedo y anima a consultar con un especialista cuando vemos que el niño no está bien, no está contento, y el problema repercute en su vida diaria. Ve igualmente muy importante la educación emocional, no solo en los colegios, sino también en casa.

Con información de: Versión Final

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