En la primera votación de la semana pasada, la izquierda, bajo el incendiario Jean-Luc Melenchon, tuvo un resultado sorprendentemente fuerte, lo que hizo temblar a los aliados de Macron.
Los votantes franceses acuden este domingo a las urnas en la ronda final de elecciones parlamentarias clave que demostrarán cuánto margen de maniobra tendrá el partido del presidente Emmanuel Macron para implementar su ambiciosa agenda interna.
En la primera votación de la semana pasada, la izquierda, bajo el incendiario Jean-Luc Melenchon, tuvo un resultado sorprendentemente fuerte, lo que hizo temblar a los aliados de Macron.
Un buen resultado a favor de la coalición de Melenchon el domingo podría convertir a Macron en un líder encadenado para un segundo mandato, que pasará su tiempo negociando con los políticos y con importantes límites a su capacidad de gobernar.
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Aquí se elegirán a los 577 miembros de la Asamblea Nacional, la rama más poderosa del Parlamento francés.
Aunque se proyecta que la alianza centrista de Macron es la que ganará más bancas, los observadores predicen que podría perder su mayoría: el número dorado de 289 escaños. En este caso, se podría forjar una nueva coalición compuesta por la extrema izquierda, socialistas y verdes, que podría dificultar las maniobras del Ejecutivo.
“Nada sería peor que agregar el desorden francés al desorden del mundo”, dijo Macron a principios de esta semana en un llamado a los votantes galos desde la pista antes de un viaje a Rumania y Ucrania.
Si Macron no logra mantener la mayoría, esto no solo afectará la política interna de Francia, sino que podría tener ramificaciones en toda Europa.
Los analistas predicen que el líder francés tendrá que pasar el resto de su mandato centrándose más en su agenda interna que en su política exterior. Podría significar el fin del presidente Macron, el estadista continental.