En alfombra roja de los Latin Grammy está a punto de recibir a una nueva estrella, y no es otra que Isadora Sofía Figueroa.
La hija del legendario Chayanne llegó al panorama musical con la fuerza de un huracán caribeño, lanzando su álbum debut, ‘La Isla’, y confirmando que la dinastía Figueroa tiene música para rato.
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La joven que ya celebra una nominación como ‘Mejor Nuevo Artista’, confiesa estar atravesando el momento más espectacular de su vida, sintiendo que al fin puede mostrar su esencia sin filtros.
A sus 24 años, la cantante nacida en Florida pasó de crecer entre vinilos a crear el suyo propio, un viaje que describe como un auténtico «sueño».
Isadora Sofía Figueroa: la dualidad de «La Isla»
En una reveladora entrevista, Isadora expresó la profunda gratitud que siente, destacando que ‘La Isla’ es mucho más que un conjunto de canciones.
Es una presentación total de quién es, un acto de valentía donde, metafóricamente, se “desnuda completamente” frente a su público.
El disco, compuesto por 13 temas, es un mapa de la personalidad de Isadora y está ingeniosamente dividido en dos caras: Sol y Luna.
Ella explicó que esta estructura responde a su propia dualidad. El lado Sol explora su faceta más «alegre, de fiesta, de amor y de brillo», mientras que el lado Luna se adentra en su costado «muy sentimental y emocional».
Un cóctel de raíces: Miami, Puerto Rico y Venezuela
«La Isla» es un crisol cultural que refleja las múltiples influencias que moldearon a la joven.
A pesar de haber nacido en Estados Unidos, Isadora se siente profundamente conectada a sus raíces puertorriqueñas, venezolanas e italianas, un mosaico que se cuela en cada nota.
Confiesó que para ser completamente honesta en su música, tuvo que incluir los sonidos con los que creció, lo que resultó en la inclusión de dos temas en inglés, mezclados con ritmos latinos y caribeños.
Del reggae al bolero en familia
La artista abraza una paleta de géneros que va desde el afrobeats y ritmos del Caribe hasta piezas conmovedoras como ‘Peace and Love’, un reggae, y un bolero titulado ‘El tren’, dedicado a sus abuelos.
Además, la canción de amor no podía faltar y, en un gesto muy personal, interpreta un bolero junto a su novio, Carlos Santander.
Para Isadora, este álbum es solo «el tronco del árbol», y ya está pensando en expandir sus ramas, con el sueño de grabar un tema en italiano para homenajear a su madre, la modelo venezolana Marilisa Maronese.
El futuro es ahora: giras y colaboraciones soñadas
Con el álbum ya en la calle, la joven intérprete no baja el ritmo. Mencionó que constantemente está escribiendo y tiene planes de regresar al estudio para experimentar con géneros más rítmicos como la salsa, la bomba o la plena puertorriqueñas.
Su ambición es global: «Quiero conocer el mundo entero con mi música».
Isadora augura un 2026 lleno de presentaciones en vivo y grandes festivales, y se declara lista para posibles colaboraciones con artistas que admira, mencionando nombres como Bad Bunny y Elena Rose.
Con el camino musical abierto, Isadora Sofía se siente «feliz, agradecida, inspirada y enamorada», lista para dejar su propia huella en la historia de la música.
Con información de la Revista Ronda
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