“Ha puesto sus hombres extranjeros sobre el postal de la entrada”
Sal 74:4
En uno de mis artículos pasados escribí sobre la inconsistencia ideológica que contiene el régimen del mal llamado socialismo del siglo XXI, que ha sufrido severas metamórfosis desde su instauración en enero del año 1999, primero con la teoría del árbol de las Tres Raíces, como modelo venezolano, sustentado en los pensamientos de Bolívar, Rodríguez y Zamora, en el 2000 cambia a la propuesta inglesa de Tony Blair de la Tercera Vía hasta intentar imponer esta suerte de minestrone, que no solamente tiene contenido de ficción abstracta sino de vacio de pensamiento.
Desde nuestro primer intento de formación política allí al final de los años 60 del siglo pasado, reforzados con la militancia en el Movimiento al Socialismo a comienzos de la década siguiente, con su novedosa teoría propiciada por la genialidad de Teodoro Petkoft y que estremeció al orbe en cuanto a la propuesta del socialismo a la venezolana, democrático, libre de dogmas, sin ninguna dependencia extranjera o centro de poder y finalmente reforzada con la formación académica, siempre concebimos el término como : “sistema de derivados de la colectividad de los derechos individuales atribuyendo al Estado absoluta potestad de ordenar las conciencias de la vida civil, económica y política, extremando la preponderancia del interés colectivo sobre el particular”.
Esa denominación universal se debe a Pierre Leroux, en artículo publicado en 1832 y Robert Owen que en 1841, publicó el folleto ¿ What is socialism? Desde entonces se generalizó el nombre como idea fundamental de la desaparición del monopolio de una clase, considerando como la base de la explotación, pero con diversidad teórica sobre el modo de eliminar esa expoliación derivando diversas apreciaciones.
Sin embargo como antecedente, existió una fórmula más sencilla, aún cuando no se utilizó el término, pero si el propósito y se practicó en Creta, bajo Minos y Lacedonia dominio de Licurgo, con el reparto uniforme de tierras, herencias y comida.
Platón, propuso en su “República”, la organización de una sociedad fundada en la absorción del individuo por el Estado, abolición de la propiedad y supresión del comercio y a partir de allí han surgido una diversidad de interpretaciones como los amabastistas de Juan Huss, los falentarios de Charles Fournier, las de Robert Owen, Jhon Curbert en Iowa, Francois Fenelón en su libro “Aventuras de Telemàco”, las escuelas de New Lunark en Escocia, las de New Harnon en Nueva York, obligatorio citar la de Thomas Moro en su célebre obra “Utopía”, el fraile italiano Campanella con su obra:” ciudad del sol”, luego aparecieron Claude Saint-Simon, Pierre Proudhm, Hugues Lamenais, Johann Rodberton, David Oppenheimer y Karl Marx que bajo la interpretación materialista de la dialéctica de Georg Hegel y el documentado célebre Manifiesto Comunista en compañía de Federico Engels, profundiza con su universal 0bra” El Capital” y su teoría de la lucha de clases que le da mayor configuración conceptual como precedente al comunismo.
Lo importante es que en la búsqueda de puntos de encuentros para la mayoría de las escuelas divergentes entre si, fue Charles Geide con su obra: “Histoire des doctrines économiques” reunió las principales 4 coincidencias: 1) La calificación de las sociedades modernas como viciadas; 2) Desorden social por la concentración y supresión de bienes privados; 3)
Atribuciones al poder colectivo y 4) La revolución como cambio del orden social.
En Venezuela como he relatado la improvisación e incoherencia con sobredósis de petulancia bajo el nuevo mote inverosímil del siglo XXI con influencia cubana y rusa, ultimamente fundamentalista, ausentes de la realidad nacional en la que se ha tratado de imponer a través de una jerga infantilista: “Patria, Socialismo o Muerte”; “Venceremos”; “Traidores nunca fieles siempre” , posterior con la desaparición de Hugo Chávez Frías cual culto a la personalidad, la consigna de “Comandante Eterno”, como fachada de agresiva afirmación.
Todas y cada una de las peripecias experimentadas, que han conducido a una ruptura con aliados tradicionales (PCV, PPT, TUPAMAROS, REDES) tienen saldo desastroso, comenzaron con las privatizaciones luego las expropiaciones, para finalmente comprender el craso error, con frio cinismo calculador retornan a la apertura capitalista con su neoliberalismo, como una farmacopea económica vetusta, propiciando jugar al libre mercado de capitales, a las empresas mixtas, a la entrega de lo expropiado, aceptación libre de la divisa norteamericana y finalmente van desapareciendo el atuendo y símbolos rojos y hasta la jerga “revolucionaria” que pocos innvocan.
Con todas ellas se están apropiando del discurso y las políticas que debe proponer la débil e irresoluta oposición, dedicada solamente a debates internos intrascedentes dentro un mar de acusaciones mutuas.
Forma parte de las incongruencias del pensamiento y la acción con acentuación en el sector oficialista.