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martes, marzo 4, 2025

José María Cruxent y su legado para Venezuela


José María Cruxent es considerado el pionero y el padre de la arqueología venezolana, y con creces le cumplió a éste su país adoptivo, el deseo de sacar a la luz una prehistoria que estaba allí, como dormida, esperando a este gran hombre para darle vida y renombre a nivel internacional.

Cruxent era de carácter reservado, tanto en sus trabajos como en su vida personal.

Fue un espíritu libre que siempre hizo lo que le gustaba, sin ataduras. Nunca acumuló riquezas materiales, y tampoco le preocupaba mucho este aspecto.

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En muchas excavaciones por Venezuela y fuera del país, como en República Dominicana, él mismo subvencionó los gastos de trabajo. Le gustaba hacer sus trabajos arqueológicos con el material y el equipo estrictamente necesarios. Si algo lo caracterizaba era su intuición natural en sus investigaciones arqueológicas.

Su singularidad y su capacidad de reflexión y deducción fueron las que le ganaron el respeto y la admiración de la Dra. Kathleen Deagan de la Universidad de La Florida, cuando ésta se incorporó a las excavaciones de La Isabela (República Dominicana); tanto que en su correspondencia ella se dirigía a él como “mi maestro”.

Su vida y su trabajo entrelazan tantas líneas de existencia que no se pueden resumir en una sola calificación, y es a través de su personalidad, legendaria y apasionante, que ha brindado numerosos aportes en todas sus áreas de producción.

José María Cruxent y sus huellas

A Cruxent le gustaba buscar “el alma de los objetos”. Es así como en una entrevista que le realizaron en La Isabela, a la pregunta ¿Qué es lo que más le gusta de su trabajo? Contestó – Descubrir que detrás de cada hallazgo siempre vemos al hombre.

La Dra. Alberta Zucchi, quien tuvo el privilegio de haber sido el único arqueólogo formado bajo su tutela, ofrece otra visión de su compleja y polémica personalidad cuando afirma que es “un gran observador y un hombre fundamentalmente de campo; un hombre de olfato, de percepción, de conexión.

Puede haber visto un objeto veinte años antes, quién sabe en qué lugar, y puede conectarlo con algo que acaba de ver en estos momentos. Y tiene el don, al mismo tiempo, de extraer de allí una nueva interpretación que sirva modernamente para algo.

Su carrera profesional y vida han estado marcadas por la constante búsqueda de nuevos caminos y enfoques novedosos para encarar los retos de la investigación y del conocimiento y para cuestionar -a veces solitariamente- conclusiones que otros, con mente menos crítica, aceptaban fácilmente” (Cruxent, Siglo XXI).

Físicamente Cruxent era una persona de gran fortaleza, a tal punto que en sus expediciones pudo vivir en las peores condiciones o sin ninguna comodidad por largo tiempo, sin inmutarse, como le sucedió en tres de sus grandes trabajos: la expedición del Orinoco, Cubagua y La Isabela.

Nunca trabajó con la intención de ganar reconocimientos ni medallas, pero de hecho son numerosos los galardones que obtuvo a lo largo de su carrera.

Producción invaluable

Recibió diversos homenajes tanto en vida como después de su muerte y varias publicaciones de corte antropológico, arqueológico han sido dedicadas a su persona, permitiéndose destacar la de 1999 que con motivo de la hermosa exposición sobre arte precolombino venezolano en la Galería de Arte Nacional, se le dedica el libro “El Arte Prehispánico de Venezuela” a Cruxent y Rouse, editado por Miguel Arroyo, Lourdes Blanco y Erika Wagner, como testimonio de admiración, entrañable cariño y gratitud.

En cuanto a sus labores científicas, debemos señalar sus estudios constantes, por medio de la docencia, publicaciones, exploraciones geográficas y arqueológicas, para destacar a su patria adoptiva, Venezuela.

De su destacada y fascinante personalidad destacan: • Su honestidad intelectual, demostrada por su permanente búsqueda de la verdad en sus investigaciones.

• Su desprendimiento personal, siguiendo la tradición de los grandes pioneros de la ciencia de todos los tiempos, apartando comodidades y arriesgando su salud al someterse a esfuerzos físicos que gente mucho más joven no podía emular.

• Su notable talento como investigador de campo para ubicar y evaluar correctamente la importancia científica de nuevas localidades arqueológicas venezolanas, hoy punto de referencia en publicaciones internacionales.

• Su capacidad para demostrar ante autoridades internacionales que la interpretación de sus hallazgos era científicamente correcta y frecuentemente novedosa.

Todavía queda mucho por decir de este gran y genial hombre, y este breve artículo seguramente se quedó corto en este aspecto.

Cruxent fue una persona que se entregó totalmente y sin regateos a su profesión de arqueólogo, lo que para él significó trabajar en sus investigaciones sin descanso, desconociendo vacaciones, fines de semana o días de asueto.

Tuvo una vida llena de logros, éxitos, vitalidad y creatividad que abarcan casi un siglo, que supo aprovechar al máximo para beneficio de Venezuela.

Por Alvira Mercader, investigadora jubilada de la UNEFM

Josmary Escalona
Periodista principalmente de la fuente política que también hace diarismo, entrevistas y trabajos especiales sobre temas que la población desea conocer.

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