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miércoles, octubre 30, 2024

Karla Suárez y el sueño de perseguir el balón

En Triunfo Femenino, la jugadora falconiana Karla Suárez compartió en exclusiva para Nuevo Día las dificultades de cumplir el sueño.


En la canchas de la ciudad de Coro, en el estado Falcón, se gesta el talento futbolístico de niñas y jóvenes que no solo persiguen el balón, sino también el sueño de ser futbolistas en la élite mundial; es este el caso de Karla Suárez.

La jugadora confesó en Triunfo Femenino para Nuevo Día las dificultades de perseguir un sueño detrás del balón.

Suárez enfrentó las hostilidades de querer jugar al fútbol en medio de una sociedad que poco a poco va a aceptando el fútbol femenino como una realidad en crecimiento.

Para Karla, solo el talento no basta y ha confesado: “Tenemos talento, pero sin el apoyo suficiente, nadie nos va a ver jugar”.

Karla Suárez. Futfem

—¿Cómo se comenzó a gestar este sueño?

—Yo jugaba desde que estaba en primaria, desde cuarto grado aprovechaba los recesos para jugar fútbol, pero no me metían mucho por ser mujer. Amo el fútbol desde niña, pero tampoco me ilusionaba porque a mi mamá no le gustaba mucho, siempre decía que era un deporte para hombres y se negaba a meterme en una escuela de fútbol. Fue una tía quien me metió a jugar en el “Teto” Colina. Mi mamá no iba a ver mis partidos porque no le gustaban.

»Cuando llegué al Teto Colina, me di cuenta que habían muchas mujeres y eso me motivó, me sentía menos sola y comencé a verlo como algo a lo que si me quería dedicar aunque mi mama no me apoyara. Recuerdo que comenzaron a buscarme en el salón para jugar y eso me motivaba, porque estaba mejorando.

El paso fundamental: ¿Un momento clave de tu carrera?

—Cuando estaba en bachillerato, una chica que me vio jugar en el Teto Colina me dijo para ir al equipo del polideportivo. Por mucho tiempo ese club se miraba como el equipo de los ricos . Era complicado porque quedaba lejos y nosotros en casa no tenemos carro, pero se dio y fue un paso fundamental. En el “poli” comenzamos a viajar, tuve un profe nuevo y reafirmé mis ganas de quedarme en el fútbol”.

“Todo cambió, mi mama comenzó a apoyarme, ir a los partidos y a mis prácticas”

—Las dificultades en el camino: ¿cuáles han sido los momentos más complicados de tu carrera?

—Llegó un tiempo en el que me retiré. Se dejaron de ver los frutos, no viajamos más, no se presentaban nacionales ni torneos locales, las competiciones comenzaron a escasear y comencé a cuestionarme si solo entrenaba para quedarme en ese lugar toda la vida.

“La idea es entrenar, jugar y que los demás equipos puedan verte y sentir interés”

—Un sueño que siempre tuve era poder entrenar en el Yaracuyanos, y tuve la oportunidad de jugar allá en la sede de la Vinotinto, donde me tomaron la foto para la ficha en la selección. Me ilusioné cuando me mostraron su interés, pero nunca me llamaron y duré un año sin ir a entrenar, pero la insistencia de mi entrenador me hizo volver al campo y se reactivaron las competiciones, comenzamos a viajar nuevamente para competir y habían más oportunidades.

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»Me llamaron junto a unas amigas, entre ellas Gloria, para jugar en Punto Fijo en una liga que se estaba formando y justamente sucedió la pandemia y se suspendió la liga por completo en el primer juego. Es algo difícil para mí, tengo solo 20 años, pero a esta edad mucha gente ya está en un equipo.

—¿Cómo ves el desarrollo del fútbol femenino?

—Lamentablemente, la gente está donde está el dinero; por ejemplo, Héroes de Falcón da dinero, tienen patrocinios y marketing, y la gente está con ellos, pero al fútbol femenino no lo van a ver tanto”.

»Hicimos un convenio con Héroes de Falcón al inicio de año, ya que necesitaban tener un femenino y nosotras las jugadoras vimos una gran oportunidad. El problema no es el talento. Tenemos talento, pero sin el apoyo suficiente, nadie nos va a ver jugar. Son pocas las personas que realmente se interesan en nosotras. Muchas compañeras ya no quieren entrenar porque nos ilusionan, nos prometen mil cosas y nunca sucede nada.

“En Falcón, hace falta gente que realmente quiera ayudar en el desarrollo del fútbol femenino”.

»Otro gran problema es la sociedad, ser mujer y jugar al fútbol no es tan fácil como debería serlo. En mi colegio, por ejemplo, una vez una compañera me denigró en público porque simplemente me justaba jugar fútbol. Hoy en día no le presto atención a eso, pero es lamentable el montón de prejuicios que vivimos las mujeres que jugamos fútbol.

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