Los cambios hormonales que sufre la mujer a lo largo de todo su ciclo vital explican en gran medida las diferencias entre el sueño de las mujeres y el de los hombres.
Y la mayor prevalencia entre las primeras de algunos trastornos del sueño como el síndrome de piernas inquietas o el insomnio.
“Las mujeres tienen la particularidad de sufrir cambios hormonales a lo largo de su vida. La menstruación, el embarazo y la menopausia son momentos en los que se producen cambios hormonales que afectan notablemente a las hormonas que regulan el sueño”, explica la doctora Ainhoa Álvarez, coordinadora del grupo de trabajo de Insomnio de la Sociedad Española de Sueño (SES).
Estos factores hormonales explicarían, por tanto, el aumento de los problemas de sueño que experimentan las mujeres durante la menopausia.
Según datos de un estudio francés publicado en la revista científica Journal of Sleep Research, se estima que una de cada cuatro mujeres con edades comprendidas entre los 50 y los 64 años expresan quejas de sueño, de las cuales un 15% consideran su trastorno de sueño como severo.
“Se ha demostrado que incluso las mujeres con menopausia asintomática tienen un sueño con más micro despertares, más cambios de fases de sueño y menor eficiencia”, afirma la experta.
Uno de los síntomas vasomotores asociados a la menopausia, los sofocos, se encontrarían en gran medida detrás de este empeoramiento del sueño.
Las mujeres se despiertan antes de lo previsto
“Para conseguir un sueño fisiológico es necesario que baje nuestra temperatura a nivel central y durante el sofoco, lógicamente, eso no es posible”, argumenta Álvarez, que añade que durante la menopausia se ha descrito también un insomnio de tipo despertar precoz: es decir, que las mujeres tienen tendencia a despertar mucho antes de lo previsto y presentan imposibilidad para volver a conciliar el sueño; así como un incremento notable de la incidencia de apnea obstructiva del sueño, hasta el punto de igualarse la prevalencia con la que tiene este trastorno entre los hombres.
Según la portavoz de la SES, en base a la importante evidencia científica que avala el empeoramiento de la calidad del sueño de las mujeres en esta etapa vital, es importante que atención primaria, los servicios de ginecología y las unidades de sueño trabajen de forma conjunta para aportar a las mujeres “tanto tratamientos farmacológicos como terapias cognitivo-conductuales para tratar los trastornos de sueño durante este periodo”.
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En caso de que a pesar de esto persistan los problemas de sueño, Álvarez recomienda a los médicos de atención primaria derivar a estas mujeres a las unidades de sueño de referencia y al ginecólogo.
Con información de ABC de España
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