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viernes, noviembre 22, 2024

La República

 ” Nadie puede servir a dos, señores”

           Mt.6:20


No pretendo desglosar ni debatir, mucho menos dictar cátedra de política sobre el término de este título, solo quiero referirme al contenido conceptual de la magistral obra del maestro filósofo griego, Aristóteles, mejor conocido como Platón, (por la anchura de su espalda), titulada “La República” (El Estado) del latín ” Respublica” con 

mayor fuerza en la cultura romana, escrita entre los años 390 y 395, antes de J.C.

     Luego de un periplo por varios paises, partiendo de Atenas, entre los que destacan Cirenaica, Italia y Egipto, donde fue encarcelado y vendido como esclavo por enfrentar la tiranía del princípe Dion, siendo  rescatado por Ancerior de Cirene en el 380 y de vuelta a Atenas en la que en honor al antiguo héroe Academus, fundó la Academia Ateniense, en la que influenciado por Socrátes, impuso su doctrina filosófica, según el universo de las ciencias uno de los más geniales y trascendentes de todos los tiempos, incluyendo el idealismo moderno, en un verdadero superdotado de la prosa y del impulso que nos eleva a la perfección en lo hermoso y superior en dignidad y fuerza al conocimiento de la verdad. Sus metáforas son reconocidas universalmente, célebres sus diálogos, apologías y debates con los sofistas, a ello agregamos la diversidad de teorías en la que prevalecen la consagrada al amor, como idea y armonia, es el protagonista que nos conduce a la perfección. En la ciencia del Derecho, expone magistralmente su argumento del Protágoras.

      En el terreno de la política, toma connotación su teoría referida en la entrada de este artículo a propósito de la absurda tésis de la imposición de la antipolítica. 

      En aquella refiere que el Estado es la personificación del individuo en la sociedad con la principal misión de inducir a la educación como la de mayor virtud. El idealismo en la política es el hombre perfecto dentro del Estado perfecto, pero lo alcanza cuando su actuación abre el camino de la evolución, bajo una ordenación jerárquica regida los principios de la ley.

      Para mi humilde opinión, Platón es uno de los padres de la Filosofía, por su obra prolífica, ya que nunca ha sido ajeno a su Historia.

      Lo más impactante de su pensamiento que designó como la Filosofía Primera que es la metafísica  que llamó teológica que es el reconocimiento de la existencia de Dios, al que otorga decisiva influencia en el protagonismo de su creación más perfecta: el hombre. Sobre esa premisa actuó el gran teológo cristiano, San Agustín de Hipona, padre de la iglesia latina, donde es conocido como el doctor de la Gracia. Autor de  abundante obra literaria en la que sobresale en el mundo político “Civilitate Dei”.

     Mi empeño, sin ser un filosofista, es resaltar la vigencia de su obra “La República” como forma ideal de gobierno, repito, regida por la fuerza de la ley, patentizada en el capítulo IV, referido a la política.

    Aún cuando tenía escepticismo sobre el funcionamiento de la democrácia por concebirla como obstáculo a la gobernanza, por la multiplicidad de intereses crematísticos vinculados  a la economía, según la visión griega como antítesis de la política, ya que afirmaba que los practicantes de ella debían estar desprovistos de la ambición que conduce la limitación de bienes. Independientemente de la apreciación aristótelica, fuente de debate en todos los tiempos, con mayor enfásis en el actual ante el derrumbe de las ideologías, el desborde de los apetitos materiales y la de “líderes” que bajo la ficción de protagonizar la simple administración  económica sobre la política, cuando aquella debe estar supeditada a esta, vendiéndoles como empresarios exitosos al pretender convertirse en la fuente de salvación y garantía para la administración del Estado. Nada màs alejado de la realidad. Recordemos la paráfrasis de Ortega y Gasset a un texto de Mireabeau: ” Hay hombres en lo que es preciso ocupar”, refiriendose a los políticos”, ” hay hombres que no es preciso ocupar nunca”, se referia a los buscadores de riquezas”.

     En el mundo de la polis, el lider político desde siempre tuvo prevalencia sobre el exclusivamente administrador de bienes, debiendo aplicarsele a éste último la máxima de ” zapatero a su zapato”. Su papel es un guardián rutinario, cuyo dèbil latido humano muy difícilmente pueda dar autèntica vibración a un cuerpo social.

      El político es el hombre que debe congujar ideas, dinamismo, sensibilidad,  administración, seguridad, técnica y que marchen según una,

trayectoria intelectualmente escogida como la mejor, hacia fines eminentemente sociales. El político ha, de ser en nombre del pueblo, como unidad  central y ordenadora como eje de pluralidad funcional acorde con la armonia humana.

       Así que con todas las imperfecciones la política debe ser ejecutada en las manos de hombres formados en ella. Lo demás son inventos.    acomodaticios    dentro del pernicioso juego de la antipolítica.

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