Con una multitud en las calles se selló la juramentación del presidente de Guatemala, Bernardo Arévalo.
El centro histórico de la Ciudad de Guatemala amaneció repleto de personas para los festejos. Con una vigilia desde la noche anterior en la Plaza de la Constitución y conciertos y actividades culturales en las avenidas circundantes durante el domingo para respaldar al nuevo Gobierno.
Juramentación del presidente de Guatemala
Se celebraba la asunción al poder del sociólogo progresista del Movimiento Semilla, pero también la superación de tantos obstáculos para que tal acontecimiento ocurriera la tarde de este domingo.
Apenas el viernes 12 de enero la Corte de Constitucionalidad rechazó un último intento judicial por impedir que a Arévalo le fuera impuesta la banda presidencial. Fueron tres amparos los que rechazó la Corte 48 horas antes de la jura.
No fue casualidad que, durante la tarde del sábado, el alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrell, anunciara en una rueda de prensa junto a Arévalo que podrían aplicarse sanciones internacionales «contra los que dificulten el normal desarrollo el proceso democrático en Guatemala».
El funcionario, en visita oficial, dijo que la UE considera que la democracia guatemalteca «ha estado amenazada», por lo que había viajar para «defender y apoyar» al Gobierno electo.
Ese camino empedrado ya había sido denunciado por Arévalo como un intento de «golpe de Estado» para impedir su investidura. Pero finalmente se llegó al domingo, no sin tensiones y expectativas, pero también con muchos retrasos.
El protocolo indicaba que primero debía instalarse el Congreso, tomar posesión los diputados electos y nombrar la Junta Directiva del Legislativo, que sería la que juramentaría a Bernardo Arévalo, de 65 años, como nuevo primer mandatario del país centroamericano.
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Entre las discusiones parlamentarias estaba quién podía conformar la directiva. Por una parte, existe la orden de un juez que declaró a los diputados de la banca de Semilla como independientes y, por tanto, no elegibles para comandar al Congreso. Por la otra, un amparo de la Corte de Constitucionalidad que brinda vigencia al grupo parlamentario.
Entretanto, en Guatemala ya estaban presentes mandatarios latinoamericanos –Colombia, Chile, Paraguay, Panamá, Costa Rica, Honduras, Belice y Aruba–, así como el Rey de España, a la espera de acompañar la asunción de Arévalo, quien ha prometido luchar contra la corrupción, el problema que considera más importante en el país de 17 millones de habitantes.
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