Estar al aire libre implican tener la piel expuesta al sol por más tiempo del que estamos acostumbrados. Por ello, es importante tener en cuenta algunas recomendaciones para evitar quemaduras o alteraciones en la piel.
Como por ejemplo el melasma. El melasma es una afección muy común que consiste en la aparición de manchas marrones o grisáceas en la piel.
No causa problemas de salud, pero es antiestético, por lo que hay que saber tomar las precauciones adecuadas para evitar su aparición.
Tipos de melasma en la piel
- Melasma epidérmico: que afecta a la capa superior de la piel y en el que la hiperpigmentación es marrón, con bordes bien definidos.
- Melasma dérmico: que afecta a las capas dérmicas más profundas de la piel y se caracteriza por la aparición de zonas azules grisáceas.
- Melasma combinado (una combinación del epidérmico y el dérmico): cuyo aspecto es el de un pigmento marrón grisáceo.
Muchos quieren tener una piel lozana, fresca y vigorosa que los haga lucir jóvenes, pero no todos toman las previsiones necesarias para lograr cumplir su objetivo. Por esto, es importante cuidar tu piel todos los días del año, sobre todo en las épocas de vacaciones.
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Al exponernos al sol se produce una sustancia llamada melanina que tiene la finalidad de evitar daños en las capas más profundas de la piel. Cuando la exposición es excesiva, las células responsables de segregar la melanina (los melanocitos) se estimulan de forma irregular alterando el tono uniforme de la piel, formando las manchas marrones en las mejillas, pómulos, frente, nariz, mentón y dorso de las manos.
Síntomas principales
- Manchas marrones en la frente, las mejillas o el labio superior.
- Manchas uniformes con bordes difusos.
- Estas manchas no presentan costras.
El diagnóstico de esta condición de la piel debe ser dado por un dermatólogo, se puede utilizar un dermatoscopio para diferenciarlas de otras manchas que podrían ser algún tipo de cáncer de piel.