Con la experiencia de las Muñequeras, el rol de la mujer se convierte en crucial para la construcción de las sociedades nuevas, esto a pesar de haber sido discriminada y
disminuida en su condición frente al género masculino.
A pesar de las barreras sociales y culturales que han tenido que superar luchando, hasta perder la vida, han salido adelante tomando el lugar merecido en la sociedad, el poder y la
autonomía está en sus manos.
La legislación de la República bolivariana de Venezuela protege a la mujer como
un ser con derechos dentro de la sociedad.
De esta manera, en cada rincón de nuestra patria se evidencian las acciones de empoderamiento que llevan adelante los sectores femeninos, en procura de participar activamente en condiciones de igualdad y toma de decisiones que le otorgan poder social, económico y cultural.
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Sobre esta dinámica de empoderamiento de la mujer venezolana, es necesario resaltar la experiencia de Las Muñequeras del sector Santa María de la ciudad de Coro en el estado Falcón.
Aquí se forjó un frente de mujeres en la búsqueda de organización y bienestar no individual sino colectivo, una labor para el bien de la comunidad.
Así nació la Fundación de muñequeras tradicional artesanal “Yelitza Morillo”.
El epónimo de la Fundación resulta del homenaje que se ha querido rendir a Yelitza Morillo.
Quien comenzó la labor de formación en la comunidad de Santa María en una jornada de recuperación de la Casa Cultural donde ofreció el taller y surgió la idea de la fundación con el apoyo del líder comunitario Baldomero Laguna.
Ella como instructora de manualidades, con más de 50 años de experiencia, hoy es tallerista del Sistema Nacional de las Culturas Populares, coordinado por la ingeniera Norkis Prado en la sede del (IPC) Instituto de Patrimonio Cultural en Falcón.
Yelitza Morillo: “Cada vez se forman más muñequeras”
“Me gustó la confección de muñecas de trapo desde los 9 años, esta labor la aprendí en las clases de manualidades durante la formación escolar en San Luis de la Sierra falconiana, lugar donde nací”.
Estas habilidades manuales las trajo Yelitza a la ciudad de Coro, donde reside actualmente desde hace 36 años.
En el año 2008 se dio a conocer como muñequera en los espacios de exposición de la Casa del Artesano de Coro.
De allí en adelante ha participado en diferentes colectivas en museos e instituciones
culturales.
“Cada día se suman más mujeres a la labor de muñequera y es gratificante que ahora también se ha incorporado a la formación, el Club de adultos mayores de Santa María”.
a idea afirma Yelitza, es impartir las técnicas con una visión artesanal, ya que esto les ofrece un oficio adicional y el rescate de la tradición: técnica de saquito y rollito, uso de retazos de tela, hilos y creatividad.
Rosalía Molleja: las muñecas representan la cultura de nuestros ancestros.
“Este oficio de muñequera es una labor de emprendimiento, porque no solo es
recreativo sino que puede ser un medio de fortalecimiento económico para la
mujer”.
Así se expresa Rosalía, muñequera formada desde el año 2019 en Santa María, y sus muñecas representan personajes vinculados a los ámbitos educativos, deportivos y trabajadores en general.
Aplica la técnica de rollito y saquito con telas recicladas, hilos y todo cocido a mano.
Zulay Calleja: es interesante representar personajes históricos y de la
cotidianidad
“Cuando era niña veía a mi mamá en su trabajo de costura y me llamaba la
atención el arte y su dedicación, me parecía que esculpía la tela”.
Zulay con más de 30 años en Santa María, trabaja en una institución pública y se dedica en sus tiempos libres a la labor de muñequera que desarrolla luego de haberse formado
en los talleres ofrecidos en la Casa cultural de Santa María, y con la impronta que
la costura de su mamá dejó en su memoria.
Cuidando todos los detalles de sus personajes, ha representado a José Leonardo Chirino y su tía la negra Tomasa, Francisco de Miranda, Luisa Cáceres de Arismendi, Ali Primera y personajes de la vida cotidiana de su niñez, como las hermanas María y Fabiola.
Agustina Seco: ahora las muñequeras son tomadas en cuenta
Aunque nativa del estado Guárico, Agustina llegó a Santa María hace 20 años y expresa que desde que se incorporó a esta labor de muñequera trabaja en este oficio con mucho entusiasmo.
Este trabajo en la tela, hilos y parales de madera me parece bonito porque me hace revivir los tiempos de mi juventud. Siente que hoy en día las muñequeras son tomadas en cuenta ya que pueden mostrar sus muñecas en los espacios públicos.
Klondy Acosta: las muñecas trasladan al tiempo de las abuelas
De la elaboración de muñecas comerciales, en el año 2019, Klondy Acosta se dedicó a confeccionar las muñecas tradicionales, esto luego que realizara el taller de muñecas tradicionales en el sector Santa maría donde vive desde hace 30 años.
Klondy expresa que esta labor la traslada en el tiempo y en el espacio, le recuerda las costumbres de las abuelas de confeccionar muñecas de trapo.
“Tu creatividad se despliega, te permite revivir la historia”.
Doralis Ordóñez: la mujer se hace libre creando muñecas
Doriana, con 30 años viviendo en Santa María, Doralis elabora muñecas de trapo
enamorada de esta manufactura, desde que conoció la técnica tradicional durante
el taller de formación en la comunidad.
“Esta labor hace libre a las mujeres, es un gran recurso pedagógico para enseñar la historia a los niños”. “Son un instrumento para la paz y el amor como decía Zobeida la muñequera”.
El canto que hace homenaje a las muñequeras de Santa María
Como un tributo a las mujeres de Santa María que se formaron para desarrollar este oficio especial, Joe Chirino canta-autor, con más de 40 años de experiencia, quien también reside en Santa María, ha compuesto una canción titulada:
“Las muñequeras de Santa María”
2 estrofas y coro.
Muñequeros, muñequeras
pilar de nuestra cultura
Los valores rescatando, tradiciones de mi tierra
Recuerdo a mis hermanitas
mi mamá se las hacía,
jugando con sus muñecas se pasaban todo el día.
Las muñequeras de Santa María con sus manos creativas me recuerdan a Zobeida,
remendando con orgullo el amor por Venezuela (Bis).
Por Gina Ojeda Valbuena
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