Quienes vienen de otros estados se sorprenden con sus productos y con el sabor del “negrito”, una marca y un lugar de referencia que sigue ganando preferencia entre los amantes del buen café.
“Si la pastelería es un lujo, es un error. Lujo para mí significa dinero y cosas restringidas para la gente. A mí me gusta compartir lo que hago con todo el mundo que lo pueda apreciar. El cliente debe pagar por lo que va a comer y no por el empaque que lo envuelve”.
Este concepto —desde el día uno hasta hoy— se convirtió en religión en Milhojas Café, afirma con una sonrisa Rosa Amelia Arocha, la artífice y líder de una marca que con 9 años es hoy referencia y tradición en Coro, y un poquito más allá.
¡Sí, Milhojas Café! y sonríe con satisfacción. Pero esa sonrisa pícara cargada con cierto sentimiento de nostalgia tiene un por qué.
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“Fue una lluvia de ideas, eran muchas opciones pero el que más hizo click de inmediato fue Milhojas. El apellido ya estaba listo porque la idea era darle protagonismo al café, así que lo consulté con mi familia y mis amigos, y no había duda: ese era el nombre”, asegura al recordar el origen del que hoy es el proyecto de sus sueños.
No es cualquier café
A Rosa Amelia le ha tocado sortear la crisis desde el año 2012 hasta ahora, unos años más rudos que otros, comenta; lo que nunca ha perdido de vista es el enfoque de su marca, y ese es precisamente el combustible que la ha mantenido activada en el quehacer diario para mantenerse de pie y no decaer.
“Un buen café marca la diferencia. Todos pueden tener la misma máquina de café, pero si tienes a un experto en barismo que aplique las técnicas correctas para un buen café el sabor será diferente, esa es la magia, ese es el plus de Milhojas Café.
Mientras pasan los minutos, la conversación fluye con más confianza. Es inevitable que Rosa Amelia se apasione y se sonroje cuando habla de “su negocio” como ella lo llama.
Esa pasión está intacta, asegura sin titubeos cuando narra la génesis de Milhojas Café. Y como buena fanática de la pastelería, cuando llegó a Caracas a estudiar en la universidad las ganas de tener un negocio cobraron fuerza.
Aprendizaje constante
“¿Por qué en Coro no puede haber algo así? ¡Coro se merece un sitio digno donde tu puedas ir a sentarte a disfrutar de un buen postre y un buen café!”
Y como toda mujer decidida, a esa idea loca en un primer momento, le dio forma, la ejecutó y hoy es una marca que ha servido de inspiración para nuevos negocios y marcas en todo el estado Falcón.
Aunque confiesa que el camino no ha sido fácil, también afirma que las satisfacciones han sido mayores, “y de lo que uno llama malo hemos aprendido las mejores lecciones”. Retos y aprendizajes han sido la constante a lo largo de estos casi 10 años de servicio y atención al público.
Para Rosa Amelia, Milhojas Café es una escuela que ha formado jóvenes que hoy están fuera del país trabajando y formando a otros en el área de pastelería y barismo.
“Aún mantengo contacto con ellos. Al ver como son de exitosos, yo soy feliz porque se formaron aquí”.
El éxito nunca viene solo, ni se da por arte de magia: siempre viene acompañado de esfuerzos y de voluntades que suman para consolidarlo, y en Milhojas Café no ha sido la excepción.
Unidad y bienestar
Un equipo leal, y dedicado está enfocado en conservar los estándares de calidad de la marca. Rosa Amelia lo llama familia; Cristina Montes, su socia y su mano derecha, lo confirma.
Montes está a cargo del negocio 24/7 en cuerpo presente y coordina al equipo de trabajo, en cuya estructura hay un personal que está desde el día uno hasta la actualidad.
Ese sentido de pertenencia es el resultado de hacer las cosas bien hechas, con amor, pasión y paciencia. Y eso es lo que viven quienes vienen a este sitio a vivir la experiencia Milhojas, a disfrutar de un buen café, de un buen dulce con calidad, de un agradable ambiente y buena atención.
—¿La mayor satisfacción?
—Disfrutar del negocio, compartir con el cliente, escucharlo y que se sienta bien.
—¿Qué los hace diferente?
—Cuando nos halagan. Un buen comentario siempre cae bien porque nos anima a seguir trabajando, a seguir sacando productos nuevos y ofrecerle lo mejor al cliente.
—Lección aprendida
—La pandemia nos golpeó a todos. Muchos locales cerraron y nosotros nos mantuvimos en pie. El cliente que venía a retirar delivery nos daba palabra de fuerza y eso es lo que hoy nos tiene firme en esta etapa de recuperación, confiando y apostando por nuestro país que las cosas van a seguir cambiando para bien.
—¿Cómo se ve en 5 años?
—Nos vemos con franquicias. Pronto vienen cosas nuevas, sorpresas que estamos ideando para tener más presencia, es un proyecto que está a “punto de caramelo”.
—Si le tocara escribir un libro, ¿cómo lo llamaría?
—Primero un café
Sabías que…
¿Las historias de amor han sido las protagonistas?
¡Sí, en Milhojas Café es común las “pedidas de mano” y hasta declaraciones de amor un poco fuera de lo común!
CON AROMA A CAFÉ…
“La mejor satisfacción es ver que cuando el cliente lo disfruta y se va feliz, para nosotros es alegría porque lo estamos haciendo bien”.
“Hay Milhojas Café para rato”.
“La competencia siempre es buena porque nos ayuda a mejorar, a no descuidar detalles y siempre ofrecer lo mejor al cliente”.
“Aquí estamos, no nos fuimos ni nos hemos ido. El crecimiento de la ciudad nos demanda a estar a la vanguardia”.
“En Paraguaná, Milhojas Café es una referencia que identifica a la ciudad de Coro”
“Más que mi negocio es un modo de vida. Es mi canal de comunicación hacia los demás. Milhojas Café ha conseguido sacar lo mejor de mí”. Rosa Amelia Arocha.