Tenía 82 años y una vida llena de momentos de gloria y autodestrucción.
James Caan, actor estadounidense conocido por su papel de Sonny Corleone en El Padrino, ha muerto a los 82 años. Su legado incluye películas como El Dorado, junto a John Wayne, Un puente demasiado lejano, Misery, Dick Tracy, Las Vegas y, ya con un papel secundario, Dogville.
Caan llevó una carrera y una vida muy propia de su época, con momentos de euforia y de autodestrucción. Su vida y su obra son símbolos del cine de los 70, la penúltima edad dorada de Hollywood.
Caan nació en 1940 en el Bronx, Nueva York, en una familia judía. Su padre era carnicero pero Caan, como un personaje de Phiñip Roth, enfocó su vida en salir de aquel pequeño mundo kosher. Jugó al fútbol americano, fue a la Universidad de Hofstra y allí descubrió la interpretación. En Hofstra conoció a Francis Ford Coppola, otro de los protagonistas de los salvajes 70.
Antes, Caan estrenó su carrera en el teatro universitario y en Broadway, donde tuvo su primer papel en 1961. Después, probó con el cine y la televisión y tuvo su primer papel protagonista en 1965, en Rojo 7000 peligro, de Howard Hawks.
Después, llegaron sus primeros trabajos con los directores del nuevo Holliwood, desde Robert Altman hasta Coppola, y su sitio en la historia del cine con El Padrino. Para Caan quedó el rol del hermano mayor, que le valió su única candidatura al Oscar como mejor actor de reparto. Su muerte se convirtió en un símbolo de la saga.
Los años 70 estaban por delante, brillantes y terribles. En esa época, Caan hizo algunas películas fascinantes como Rollerball, otras que han adquirido algún encanto kitsch, como Funny girl, y cometió errores sonados, como su negativa a interpretar Alguien voló sobre el nido del cuco y Apocalypse Now.
Con información de: El Mundo