Era la primera misa de canonización en el Vaticano desde antes de la pandemia del coronavirus, reunió a la multitud más grande de los últimos tiempos en la Plaza de San Pedro.
Recuperado del dolor de rodilla que le ha obligado a utilizar una silla de ruedas, el papa Francisco nombró el domingo 10 nuevos santos y presidió la primera ceremonia de canonización en el Vaticano en unos dos años.
Francisco estuvo de pie un largo rato al inicio de la ceremonia para saludar a los sacerdotes que cocelebraban la misa, y cojeó hasta el altar para proclamar como santos a seis hombres y cuatro mujeres. Entre ellos había un sacerdote y periodista holandés asesinado por los nazis, un lego indio converso que fue asesinado por su fe y media docena de sacerdotes y monjas franceses e italianos que fundaron órdenes religiosas.
Ante unas 45.000 personas en la Plaza de San Pedro, Francisco dijo que los diez habían mostrado santidad en la vida cotidiana y dijo que la Iglesia debe abrazar esa idea, en lugar del ideal inalcanzable de los logros personales.
“La santidad no consiste en unos pocos gestos heroicos, sino en muchos actos pequeños de amor cotidiano”, dijo el pontífice desde su silla en el altar.
Francisco ha sufrido en los últimos meses por una distensión en los ligamentos de la rodilla derecha, y recientemente se le ha visto en una silla de ruedas en audiencias públicas. La ceremonia del domingo demostró que Francisco aún puede caminar, aunque parece reducir los esfuerzos al mínimo para dar tiempo a que los ligamentos se curen antes de una apretada agenda de viajes que comienza en julio. El Vaticano ha confirmado dos visitas ese mes, una a República Democrática del Congo y Sudán del Sur y otra a Canadá.
Era la primera misa de canonización en el Vaticano desde antes de la pandemia del coronavirus, y salvo por las celebraciones de Semana Santa el mas pasado, reunió a la multitud más grande de los últimos tiempos en la Plaza de San Pedro.
El presidente de Italia, la ministra de Exteriores de Holanda, el ministro del Interior de Francia y el ministro para Minorías de India, junto con decenas de miles de fieles, acudieron a la plaza soleada, adornada con flores holandesas en honor del reverendo Titus Brandsma, un santo mártir que murió en el campo de concentración de Dachau en 1942.
Un periodista entre los santos
Durante el proceso de canonización, un grupo de periodistas holandeses y alemanes propuso oficialmente que Brandsma se convirtiera en santo patrón de los periodistas junto con San Francisco de Sales, dada su labor para combatir la propaganda y noticias falsas durante el auge del fascismo y el nazismo en Europa. Según una carta abierta enviada este mes a Francisco, los periodistas señalaron que Brandsma peleó con éxito para prohibir que se imprimiera propaganda nazi en los periódicos católicos. El papa no respondió en un primer momento a la petición.
Además de Brandsma, los nuevos santos incluyen al converso indio del siglo XVIII Lazarus, también conocido como Devashayam, que se mezcló con las castas inferiores de India y fue considerado como traidor por el palacio real indio, que ordenó su arresto y ejecución en 1752.
“Él es para los pobres”, dijo Arachi Syril, un peregrino indio de Kanyakumari que acudió a la plaza para la misa. “Odiaba el sistema de castas, aún existe, pero él es mártir por eso”, dijo.
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También fueron canonizados César de Bus, un sacerdote francés que fundó la orden Padres de la Doctrina Cristiana y murió en 1607; Luigi Maria Palazzolo, un sacerdote italiano que cuidaba a huérfanos y murió en 1886; Giustino Maria Russolillo, sacerdote italiano que fundó una orden religiosa dedicada a promocionar las vocaciones religiosas y murió en 1955 y Charles de Foucauld, un misionero francés que fundó una orden religiosa dedicada a fomentar la vocación religiosa y murió en 1955. Otro de los nuevos santos era Charles de Foucauld, misionero francés que tras redescubrir su fe en la juventud, decidió vivir entre los tuareg en el desierto del Sáhara y fue asesinado en 1916.
Las cuatro monjas son Marie Rivier, que se sobrepuso a una infancia de enfermedad en Francia para convertirse en monja y fundar una orden religiosa, fallecida en 1838; Maria Francesca di Gesù Rubatto, una religiosa italiana que ayudó a fundar una orden y murió en 1904 en Montevideo, Uruguay, y las italianas Maria di Gesù Santocanale y Domenica Mantovani, fundadoras de órdenes religiosas y fallecidas en 1923 y 1934, respectivamente.