La Organización de las Naciones Unidas instó en un comunicado a todos los actores políticos y sociales de Ecuador a “iniciar de forma urgente un diálogo significativo.
Quito cumple el sábado el décimo tercer día de un paro indígena en medio de la convocatoria de su principal líder, Leonidas Iza, a “sostener la lucha” y el llamado de organismos internacionales a un diálogo urgente, mientras la Asamblea Nacional conocerá un pedido de destitución del presidente Guillermo Lasso.
En medio de una relativa calma, miembros de la policía despejaron los escombros en las inmediaciones del Parque El Arbolito, en el centro norte de la capital, donde la víspera un contingente de la fuerza pública desalojó el hemiciclo de la Casa de la Cultura, que congregaba a centenares de manifestantes en una asamblea popular.
En declaraciones a radio Vigía, el general de la policía Freddy Sarzosa aseguró que se busca prevenir que “grupos aislados de manifestantes quieran reagruparse”. En tanto, una marcha de mujeres indígenas, al grito de “fuera Lasso, fuera”, se desplazaba por una amplia avenida de la capital.
La Confederación de Campesinos Indígenas y Negros del Ecuador (FENOCIN) llamó en una rueda de prensa desde los predios de la Universidad Central a “seguir en el paro” y rechazó acciones violentas en contra de las bases que están protestando.
Mientras tanto, el Frente Unitario de Trabajadores (FUT) condenó en declaraciones a la prensa el pronunciamiento del presidente Guillermo Lasso del uso progresivo de la fuerza y exigió el cumplimiento de las demandas sociales, como la reducción del precio del combustible, dijo José Villavicencio, dirigente sindical, al tiempo que anunció que continuarán con las movilizaciones.
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En declaraciones para el canal Teleamazonas, el ministro de Gobierno, Francisco Jiménez afirmó que “algunas personas han decidido regresar a sus comunidades” y garantizó que el régimen está comprometido con sus causas. Sin embargo, el presidente de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE), Leonidas Iza, manifestó la víspera que “no nos iremos a ningún lado” y llamó a las bases a reorganizarse de manera “pacífica” en los centros universitarios que los acoge.
Iza respondió así al anuncio del presidente Lasso, que les pidió a los manifestantes regresar a sus provincias por su seguridad, al tiempo que lo acusó de haber buscado perpetrar un “golpe de estado”, lo cual fue negado por el dirigente. El mandatario advirtió que los miembros de la policía y las Fuerzas Armadas actuarían “mediante el uso progresivo de la fuerza” para defender el orden público y la democracia. Tanto Iza como Lasso pidieron la vigilancia de organismos internacionales.
La Organización de las Naciones Unidas instó en un comunicado a todos los actores políticos y sociales de Ecuador a “iniciar de forma urgente un diálogo significativo y de buena fe”, que de salida a la tensión y ponga fin a la violencia.
También la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) pidió mediante un comunicado un diálogo inclusivo “atendiendo las demandas de grupos que históricamente han estado en situación de vulnerabilidad y con pleno respeto a los derechos humanos”.
La organización civil Alianza por los derechos humanos, en rueda de prensa, informó el sábado que el grupo de la misión solidaria internacional y de derechos humanos de Argentina participará en una observación in situ al tiempo que rechazaron una “profundización de la represión” a partir del estado de excepción y un “ataque a las zonas de paz”, donde se alojan los manifestantes, dijo Marianela Navarro, una activista.
Añadió que su función será visibilizar a nivel internacional “la grave situación que vive el pueblo ecuatoriano” para exigir “se garantice el derecho a la vida, la libre protesta y todos los derechos sociales”.
La Policía Nacional ha reconocido cuatro fallecidos y centenares de heridos tanto de manifestantes como policías y militares.