El presidente colombiano, Gustavo Petro, condenó enérgicamente el reciente ataque militar de EE.UU. contra una embarcación en el Caribe. En esa operación supuestamente perdieron la vida once presuntos miembros del grupo «Tren de Aragua».
Petro calificó este suceso como «asesinato», destacando que capturar a civiles involucrados en el transporte de drogas sin recurrir a la violencia ha sido la norma en Colombia por décadas.
En sus declaraciones, Petro ha señalado que los principales transportadores de drogas no son los grandes narcotraficantes, sino jóvenes extremadamente empobrecidos de las regiones del Caribe y el Pacífico. Estas afirmaciones fueron acompañadas por imágenes del ataque difundidas por el secretario de Estado de EE. UU., Marco Rubio.
Por su parte, el presidente estadounidense, Donald Trump, informó desde la Casa Blanca que la Armada de su país destruyó una embarcación tripulada por narcotraficantes en aguas caribeñas. Esto como parte de un despliegue naval destinado a contener el flujo de drogas en la región.
La operación realizada como parte de su estrategia antidrogas ha sido respaldada por la Casa Blanca. La misma involucra destructores, un crucero lanzamisiles y un submarino nuclear de ataque rápido, recalcando el apoyo de varios países latinoamericanos.
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En contraposición a esta acción, el Gobierno colombiano, en su papel como presidente pro tempore de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), rechazó la «lógica de intervención» durante una reunión virtual de cancilleres convocada para abordar el despliegue naval de Estados Unidos en el Caribe, especialmente cerca de las aguas venezolanas.
Con información de portales
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