Muchas personas con COVID-19 ahora presentan síntomas de las vías respiratorias superiores como nariz congestionada, ojos llorosos y dolor de garganta, dijo la doctora Teresa Lovins, médica familiar independiente en Columbus, Indiana.
“Un par de pacientes me dijeron ‘esto se parece a mis alergias, pero mi medicamento para la alergia no está funcionando. Y luego comienzo a sentirme realmente, realmente cansado y simplemente no puedo recuperar mi energía’”, relató Lovins.
“Y yo digo, ’sí, deberíamos hacerte una prueba de COVID’, y la mayoría de las veces, da positivo”.
La fatiga también continúa afectando a los pacientes con COVID-19, según Lovins y el doctor William Schaffner, profesor de enfermedades infecciosas en la Universidad de Vanderbilt en Nashville, Tennessee.
“La fatiga durante 24, 48 e incluso 72 horas parece ser realmente común”, destaca Schaffner.
“La gente simplemente se siente mal, como decimos aquí en el sur. No todos se van a la cama, pero hay una buena cantidad de comentarios sobre personas que toman siestas simplemente porque se sienten agotadas”, indica.
“Otros síntomas bien establecidos de COVID-19, como tos profunda, pérdida del gusto u olfato, dolor de cabeza, fiebre, se han vuelto mucho menos comunes o pronunciados, matizaron Lovins y Schaffner.
Los expertos en enfermedades infecciosas esperaban este cambio en los cuadros leves de la enfermedad, dado que “prácticamente todos han experimentado infección por COVID, vacunación o ambas cosas“, asegura Schaffner.
“Todos tenemos un cierto nivel de inmunidad, y cuando encontramos el virus, estamos mejor preparados para defendernos, y eso puede alterar la presentación clínica”, continuó.
Las personas también se han beneficiado de las tendencias de mutación en covid, que han favorecido a la variante ómicron y sus descendientes, señaló Schaffner. ”Esos virus parecen ser algo menos graves en sus presentaciones”, especifica.
El COVID-19 sigue siendo especialmente peligroso para las personas con problemas de salud preexistentes.
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Personas mayores, aquellos con enfermedades crónicas e inmunocomprometidos. ”Esas personas, cuando se infectan, todavía tienen más probabilidades de tener una enfermedad grave, y eso resulta en un aumento en las hospitalizaciones”, asegura Schaffner.
Con información de Infobae
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