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domingo, diciembre 15, 2024

Recuerdos de Yiyo Chávez


Virgilio Chávez fue un hombre de acción y con firmes convicciones durante toda su prolifera vida. Militante político de izquierda desde muy joven, con el apoyo del partido comenzó sus estudios universitarios en Chile durante el gobierno de Salvador Allende. Después del golpe fascista que derrocó al primer presidente marxista en la historia elegido por votación popular, Yiyo fue detenido, golpeado, llevado al estadio nacional y luego trasladado a una embarcación en el gélido Pacífico que servía de prisión, principalmente para militantes extranjeros, ante el colapso de las cárceles chilenas repleta de presos políticos. Luego de meses de confinamiento y padecimientos fue expulsado del larguirucho país del inmortal Pablo Neruda por gestiones de la embajada del gobierno del para entonces presidente Carlos Andrés Perez quien atendió las múltiples gestiones de sus familiares y del PCV.

En Venezuela también vivió los rigores de la represión de la pseudo democracia bipartidista. Estuvo detenido y torturado en el temible teatro de operaciones anti guerrilleros de Cabure.

En medio de esa vida azarosa se gradúa de abogado y ejerce en Punto Fijo fundamentalmente en defensa de los intereses de los trabajadores y continúa su actividad política.

Lo conocí en la universidad del Zulia, Núcleo Punto Fijo, donde fue mi profesor de derecho laboral y mercantil. Conjuntamente con José Berríos, Romualdo Toledo Román, Diego Brett, Foncho y Antonio Cariel entre otros, integraban un grupo de docentes progresistas que, junto al líder estudiantil el siempre recordado Juan Villasmil, marcaron una época de crecimiento y consolidación de nuestra alma mater.

Yiyo tenía el don de la escritura. Su fácil prosa en gran parte quedó registrada en números artículos publicados en el inolvidable diario Médano. Combinaba de forma magistral el agudo análisis político, con el humor y un fino sarcasmo. No era un político dogmático a pesar de ser por formación un marxista leninista. Siempre abierto y dispuesto para el debate de las ideas. Eran tiempos donde el Ateneo de Punto Fijo era el centro cultural activo mas importante del estado y lugar de encuentro de militantes e intelectuales socialistas donde Yiyo era uno de los más activos exponentes. Toda una escuela el viejo ateneo bajo la presidencia del maestro Rubén Ismael Padilla y la dirección de Simón Petit.

También fue Yiyo, en tiempos de la IV República, Fiscal Superior del estado, importante cargo que desempeñó con independencia, valentía y honestidad. Recuerdo recibir todo su apoyo personal e institucional luego de que fuera víctima del intento de agresión física por parte del Alcade del municipio Los Taques, el sindicalista copeyano Gregorio Irausquin, quien muy molesto por unas acusaciones de corrupción que hice en su contra, me amenazó personalmente de muerte.

Al calor de las luchas y las concordancias políticas fuimos cultivando una fraterna amistad por toda la vida. Me respaldó con el entusiasmo del maestro-alumno cuando en 1995 fui candidato a alcalde de Punto Fijo.

Desde el mismo 4-F simpatizo con la revolución bolivariana. Coincidimos a partir de 1998 en el MVR del cual era miembro de la dirección regional. Recorrimos con entusiasmo de muchachos todo el estado junto a Yoel Acosta Chirinos y otros valiosos compañeros en la campaña electoral que llevó al comandante Chávez a la presidencia de la republica. De esa experiencia guardo numerosas y divertidas anécdotas que en algún momento compartiré.

En 1999 Yiyo aspiraba ser con todos los méritos políticos, académicos y jurídicos miembro de la ANC. Sobresalía como un candidato natural. Por eso fue unos de los doce preselecionados que enviamos a Caracas desde el Comité de Postulaciones de Falcón. Yo no aspiré semejante responsabilidad histórica y de allí que pertenecía al Comité de Postulaciones, donde uno de los requisitos para integrarlo era precisamente no ser aspirante a candidato. Sin embargo, de forma sorprendente para todos, el presidente Chávez seleccionó a Yoel Acosta Chirinos, Sol Mussett y a mi persona como sus candidatos por el estado Falcón. Nada tuve que ver en esa decisión, hasta hoy creo que fue una iniciativa de Yoel, pero muchos no lo creyeron así, entre ellos el propio Yiyo, sino que fue producto de una jugarreta política mía por la relación que tenía con Luis Miquilena a la sazón segundo jefe del chavismo para la época. Recuerdo que un lunes de marzo de 1999 en la casa del Dr Diego Garcias estábamos en plena reunión de la dirección regional del MVR cuando Acosta Chirinos llamó vía telefónica desde Caracas a Luiggi D’Angelo quien fungía como Coordinador Regional para comunicarle lo imprevisto, inmediatamente Luiggi me llamo a un espacio fuera del salón de reuniones y me pasó a Yoel quien me informó de la decisión, a la cual alegué que yo no estaba entre los postulados y que no aspirara tal nominación; Yoel me contestó con su natural tono de mando “entonces tú no estás comprometido con el proceso sino lo que tienes es un proyecto personal para la alcaldía de Carirubana”. Los hechos posteriores demostrarían que no era así. No obstante esto no afectó la relación con Yiyo.

En el 2000 respaldó con entusiasmo mi también imprevista candidatura a la gobernación y el 31 de julio resultó electo diputado por Paraguana del primer parlamento nacional de la V República donde fue presidente de la Sub Comisión de Desarrollo Social. Allí realizó una destacada labor en favor del estado Falcón, en la defensa de del los pescadores artesanales, de la Zona Libre de Inversión Turística de Paraguaná y factor humano clave en la legalización del cocuy entre muchas otras actividades parlamentarias a lo largo y ancho del país. Fue un excelente diputado y sobresaliente orador. A pesar de que dábamos por un hecho su reelección sorpresivamente no fue seleccionado por el CTN de MVR para repetir en el cargo en las elecciones del 2005. Después fue director de la Contraloría del estado Miranda y posteriormente regresó a sus actividades docentes universitarias siempre respaldando a la revolución bolivariana.

En el año 2017 cuando ya la enfermedad que padecía comenzaba a mostrar sus secuela conjuntamente con la Cámara Municipal del Municipio Miranda, bajo la presidencia de Wilmar Valles, organizamos un acto de reconocimiento a su dilatada y fructífera trayectoria política e intelectual. Por cierto, en pleno discurso de Yiyo como orador de orden nos informaron a Stella y a mi que su hermano Mingo, el maestro y artista plástico acababa de morir. Yiyo fue un estupendo conversador. Ese día en la residencia tuve de nuevo y por última vez el privilegio de compartir largamente su amena tertulia. Nos paseamos por muchos momentos de su profusa experiencia. Disfrutaba mucho escucharlo narrar con ingenio su propia historia.

En el 2020 en plena pandemia lo visité en su casa de la calle Páez, pero ya no era el Yiyo de siempre. Se encontraba muy deteriorado, creo que no me reconoció a pesar de que aún mantenía algo de esa chispa ocurrente que la oscura bruma borraba progresivamente de su mente brillante.

El pasado 8 de septiembre se fue serenamente y en silencio. Se fue dejándonos un legado imperecedero de amistad, dignidad, lealtad, constancia, humor e inteligencia. Como lamentablemente ha pasado en los últimos años con numerosos amigos que se han adelantado, no tuve la oportunidad de acompañarlo en su última despedida.


Hasta siempre camarada. Hasta siempre Yiyo.

“…Cuando os alejéis de vuestro amigo no sintáis dolor. Porque lo que más amáis en él quizá esté más claro en su ausencia.”

Khalil Gibran

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