Ella es Jannely León, una mujer falconiana, nacida en la ciudad de Coro hace 57 años, quien vió su vida afectada al ser diagnosticada con cáncer de mama hace 13 años.
Hoy completamente curada, nos cuenta algunos aspectos vividos a partir de su experiencia como sobreviviente de Cáncer de mamá.
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Esta historia que transciende sale a la luz a propósito de celebrarse en Octubre el mes Rosa dedicado a la concienciación y sensibilización sobre el Cáncer de Mama.
El objetivo es educar a las mujeres y también a los hombres, sobre el cáncer de mama y las pruebas de detección temprana.
¿Cómo superó el diagnóstico de Cáncer?
Lo supere desde el primer día, cuando me dieron el diagnóstico «cáncer de mama grado 2» me negaba a creerlo y mi esposo y yo lloramos mucho porque uno piensa «cáncer es sinónimo de muerte».
Pero eso fue solo nuestra reacción al recibir el diagnóstico. Inmediatamente decidimos que había que enfrentarlo con una actitud positiva porque con llorar no ganamos nada. Hay que buscarle una solución.
Durante el año que duró ese proceso: operación, quimios, radioterapias y controles médicos estrictos; siempre tuve una mente positiva por mi, por mis hijos, por mi esposo, por mi mamá, por la vida. Ese fue mi gran motivo…
—¿Cómo fué ese proceso de enfrentar la enfermedad?
Fue muy duro porque un diagnóstico de ese tipo involucra a toda la familia. Me fui para Maracaibo al Centro Oncológico de Occidente.
Allá me hicieron un examen especializado llamado inmunohistoquímico (IHQ) -que es una técnica de laboratorio que utiliza anticuerpos para identificar proteínas específicas (antígenos) en una muestra de tejido-, lo que ayuda a diagnosticar y comprender enfermedades como el cáncer».
Ese examen permitió orientar un tratamiento personalizado. Es decir, va arrojar información sobre el tipo de cáncer y como atacarlo. En mi caso, resultó triple negativo para tratamiento.
Es decir, era un cáncer tan agresivo que no tenía tratamiento específico. Los médicos tratantes decidieron bombardearme con todos los tratamientos posibles y gracias a Dios, lo vencimos.
— Desde esa experiencia, ¿Cuáles fueron sus grandes pilares?
Primero mente positiva, segundo:excelentes médicos, quienes me ayudaron mucho con su cariño, compromiso y orientaciones oportunas con información sobre la enfermedad, el tratamiento, sus consecuencias.
Tercero la familia. Sin mi mamá, hermanos y hermanas, cuñados… Todos se volcaron a apoyarnos. Yo pasaba tiempo en Maracaibo y en la casa todo funcionaba.
Tenia mis tres hijos pequeños, el mayor tenía apenas 14 años, el segundo 10 y el último apenas 6 años.
Mi esposo me decía» no te preocupes por la casa ni por los niños, céntrate en ti» .

El cuarto pilar la buena alimentación. Hay que alimentarse muy bien para soportar el tratamiento. El medico me decía «el tratamiento es muy fuerte. Vas a sentirte morir, pero si no lo hacemos si que vas a morir…
Mi otro pilar fue la fé. Yo solo le pedía a Dios que me permitiera vivir. Creo que mi camino en la fé, se afianzo desde ahí.
Por último, no por ello menos importante, la actividad física. En ese proceso de recuperación iba al gimnasio. Luego, ya en pandemia, me integré al grupo de Yajefitness.
Y en esa maravillosa familia encontré un apoyo grandísimo, la recepción, la integración, la alegría, la vibra positiva.
El baile me ayudó a tener energía, más confianza en mi misma, a mejorar y recuperar la movilidad del brazo porque en la operación me extirparon no solo el tumor de la mamá, sino también -por precaución- los ganglios de la axila porque estaban inflamados.
La Remisión
La evolución del cáncer fue muy rápida porque en Enero del 2012 tuve mi control ginecológico anual y todo estaba bien.
Seis meses después, me toque una pelotica en la mamá derecha. De inmediato fui al médico quien decidió operar para tomar la muestra y hacerle biopsia en frío, es decir en el propio quirófano; y allí determinaron que era cáncer.
Dos meses después, empezó el tratamiento personalizado en Maracaibo. Ese proceso duró más o menos un año. Y desde el 2013 estoy curada.
Después del tratamiento tuve controles mensuales, luego trimestrales, semestrales y por último, hasta hoy, controles anuales.
— De todo ese proceso, ¿Qué aprendió?
Aprendí que el Cáncer no tiene ni edad, ni sexo ni clase social. En la clínica veía de todo, niños, ancianos, adolescentes, personas maduras.
También comprendí que el diagnóstico temprano y el tratamiento personalizado ayudan a superar la enfermedad.
Aprendí a vivir en armonía, sin estrés. Distraerme y ser feliz!
Otro aprendizaje importante que me dejó está experiencia es que la enfermedad hay que asumirla y tener fé. Confianza en Dios y en los médicos, convencido que te vas a sanar.
A mi me ayudó muchísimo que yo no me eché a morir ni me quedé paralizada en casa. No, yo seguía en mis rutinas de ayudar a los niños con sus tareas, llevarlos al colegio y buscarlos, ir al supermercado ocuparme de la navidad, de los regalos.
Es decir, superaba el malestar del tratamiento en unos dos o tres días y seguía. No me encerré en casa, seguí la vida cotidiana.
Y siempre me decía «yo me voy a curar por ellos, por mi familia, por mi esposo, por mis hijos, por mi mamá, por mí».
Periodista Nelu de Marcano CNP: 3332
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