El mandatario Gotabaya Rajapaksa, tuvo que huir resguardado.
La crisis terminó por estallar en Sri Lanka. Después de varias jornadas de protesta, miles de manifestantes de todo el país se congregaron en la capital de la isla, Colombo, y, a falta de respuesta gubernamental a sus demandas, los ciudadanos tomaron el palacio presidencial, lo que marcó un hecho sin precedentes en esta parte del subcontinente indio.
Al grito de “¡vete a casa!”, los cientos de personas que lograron ingresar a la sede del Ejecutivo cingalés pidieron la dimisión del presidente Gotabaya Rajapaksa, a quien señalan como responsable de la intensa crisis que asola a Sri Lanka desde hace varios meses.
Las recientes restricciones impuestas por el Gobierno, entre las cuales se encontraba la limitación del uso del combustible solo para servicios esenciales (salud, servicios portuarios, abastecimiento de alimentos y aeropuertos), así como las dificultades para la importación de productos, fueron la gota que colmó la paciencia de los isleños.
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Luego de que las autoridades de la antigua colonia británica declararan, en mayo, la quiebra económica (default) de Sri Lanka, a lo que se sumó la inflación y los cortes en la cadena de suministros por causa de la guerra entre Rusia y Ucrania, las condiciones de vida habían ido empeorando, circunstancia de la cual se responsabilizaba a Rajapaksa.
Según reportó la BBC, la Policía intentó contener la situación y parar a los manifestantes disparando gas lacrimógeno. No obstante, fue incapaz de impedir la entrada de la población en el recinto.
Debido a este panorama, diferentes medios apuntaron que el mandatario huyó para evitar enfrentar a los protestantes.
Ante esta situación y al escuchar también los pedidos hechos por los parlamentarios, el primer ministro de Sri Lanka, Ranil Wickremesinghe, aceptó presentar su dimisión al cargo, el cual ocupaba desde mayo de este año.
Con información de La República