Por cuarta ocasión en 13 meses, la estadounidense de 22 años Sydney McLaughlin impuso un récord mundial en 400 con vallas.
En el mundo de las vallas, antes de que llegara Sydney McLaughlin, solían pasar años antes de que alguien le restara fracciones de segundo a un récord. Y ganar una carrera no necesariamente implicaba hacer historia.
Pero McLaughlin es una atleta única, que ha acabado con esa noción. También ha destruido marcas una y otra vez.
Por cuarta ocasión en 13 meses, la estadounidense de 22 años impuso un récord mundial. Corrió el viernes los 400 metros con vallas en 50,68 segundos y se apoderó del oro en el Mundial de atletismo.
Trituró su propio récord mundial por 73 centésimas de segundo, un margen asombroso que, en la era previa, habría tardado unos 33 años en alcanzarse.
“No parece algo real”, dijo McLaughlin en la entrevista sobre la pista luego de la carrera.
Puedes leer: Paliza | Azulejos aplastan 28-5 a Boston
Tampoco lo parecen la diferencia de 1,59 segundos entre McLaughlin y la holandesa Femke Bol, quien finalizó segunda con 52,27 —un margen abismal de 1,59 segundos.
La estadounidense Dalilah Muhammad, campeona defensora, finalizó tercera con 53,13, un tiempo con el que hubiera ganado la competición hace apenas siete años.
Recompensa por la nueva marca
Después de que McLaughlin recibió su presea de oro y escuchó el himno nacional, Sebastian Coe, el presidente de World Athletics, le entregó un cheque por 100.000 dólares, la recompensa por quebrar un récord en el Mundial. Es la cuarta vez seguida que McLaughlin ha impuesto una nueva marca.
Durante una noche despejada con una temperatura de unos 22 grados celsius en el Hayward Stadium, McLaughlin dejó atrás a Bol y a Muhammad cerca de la marca de los 150 metros. Para el momento que la estadounidense llegó a la última curva, estaba claro que ésta sería estrictamente una carrera por el récord.
“Sinceramente, sólo quería correr y lograrlo”, dijo. “Esos últimos 100 metros me dolieron de verdad”.