El estrés, un concepto frecuentemente mencionado en la actualidad, implica una reacción física o mental frente a situaciones provocativas.
Su origen suele radicar en la sobrecarga laboral, pensamientos negativos que generan ansiedad, situaciones frustrantes, problemas financieros, entre otros.
Independientemente de sus causas, si no se gestiona de manera efectiva, el estrés puede tener repercusiones adversas en la salud y el bienestar del individuo.
¿Cómo afecta el estrés?
El estrés afecta al cuerpo de diversas formas. Cuando una persona experimenta estrés, el organismo se llena de hormonas, el ritmo cardiaco se acelera, la presión arterial aumenta, los músculos se tensan y la capacidad pulmonar puede disminuir o aumentar.
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A menudo, antes de que la persona sea consciente de lo que está sucediendo, su cuerpo ya ha reaccionado, lo que constituye un problema.
Aunque el cuerpo deja de estar en estado de alerta y regresa a la normalidad una vez cesado el estrés, se han producido numerosos cambios internos que pueden tener repercusiones en la salud a largo plazo.
¿Bueno o malo?
Existen dos tipos de estrés: el positivo, que puede ser beneficioso al aumentar la rapidez de reacción frente a situaciones desafiantes, lo que ayuda a alcanzar metas y mejorar el rendimiento.
Por otro lado, el estrés prolongado, crónico o intenso puede resultar perjudicial.
Cuando el cuerpo se encuentra constantemente en un estado de alerta máxima, la persona experimenta repercusiones físicas, emocionales y mentales negativas.
Toma el control
Es fundamental tomar el control del estrés para garantizar la salud y el bienestar. Siguiendo estas recomendaciones de expertos en psicología:
- Deja de lado el perfeccionismo y establece expectativas realistas, evitando exigir demasiado a los demás con base en tus propios estándares.
- Organiza tu vida mediante la elaboración de un horario realista. Identifica qué te impide cumplir tus actividades para buscar soluciones a este patrón de postergación.
- Reconoce las fuentes de estrés en tu vida. Al ser consciente de lo que te afecta, podrás alejarte de ello o encontrar formas de afrontarlo.
- Si bien es natural preocuparse, es esencial no obsesionarse excesivamente con el mañana. Concentrarse en el futuro solo aumentará el estrés de los problemas actuales.
- Mantén un equilibrio en todas las áreas de tu vida.
- Prioriza tu salud incorporando ejercicio, una alimentación saludable y dedicando tiempo a una afición que te apasione. ¡Tu bienestar es lo más importante!
Con información del Diario 2001
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