Los niños que sobrevivieron al ataque, describieron cómo lo que sería un día festivo de fin del año escolar se convirtió rápidamente en una jornada de terror.
Una niña sobreviviente de la masacre en una escuela primaria en Texas dijo que se cubrió con la sangre de una amiga y fingió estar muerta mientras esperaba la llegada de la ayuda.
Miah Cerrillo, de 11 años, dijo a CNN que ella y una amiga llamaron el martes al número de emergencias 911 del teléfono de una maestra muerta y esperaron lo que le pareció fueron tres horas para la llegada de los agentes a la escuela primaria Robb en Uvalde.
El agresor Salvador Ramos, de 18 años, estuvo en el interior de la escuela durante más de una hora hasta que fue abatido a tiros por agentes tácticos de la Patrulla Fronteriza. Esto según altos funcionarios policiales que revelaron el jueves nuevos detalles sobre un periodo de tiempo confuso y a veces contradictorio que ha airado y frustrado a los padres y observadores que exigían a la policía que ingresara en la escuela.
Los niños que sobrevivieron al ataque, en el que perecieron 19 alumnos y dos maestras, describieron cómo lo que sería un día festivo de fin del año escolar se convirtió rápidamente en una jornada de terror.
Samuel Salinas, de 10 años, dijo a “Good Morning America” de la cadena ABC que él y otros alumnos fingieron estar muertos después de que Ramos abrió fuego sobre la clase. Samuel fue alcanzado por una esquirla en el muslo.
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“Disparó contra la maestra y después contra los chicos”, dijo Samuel, que se encontraba en la clase de Irma García. García murió en el ataque y su esposo, Joe García, falleció el jueves al parecer de un ataque cardiaco.
Gemma Lopez, de 10 años, se encontraba en un salón del mismo pasillo cuando Ramos ingresó en el edificio. Dijo a “Good Morning America” que una bala penetró la pared de su aula antes de que se declarara el cierre total de emergencia.
Su mejor amiga, Amerie Garza, fue una de las víctimas de la masacre.