Varios ministros dijeron que no sería fácil llegar a un acuerdo, dadas las mezclas, suministros y necesidades de energía.
Los países de la Unión Europea intentaban hallar terreno común el viernes sobre la manera de proteger a la población del aumento desenfrenado de los precios de los energéticos, que amenaza con hundir a millones en el frío y la pobreza a medida que Rusia corta el suministro del gas natural.
En momentos en que crecen las tensiones con Moscú debido a la guerra en Ucrania, los ministros de Energía de los 27 países de la UE no podían superar las diferencias sobre si debían imponer un tope a los precios del gas natural ruso y cómo. Hungría, siempre recalcitrante, se negaba un acuerdo que consideraba contrario a sus intereses.
Otros países difieren sobre si el tope se debe aplicar solamente a Rusia o también a otros productores.
No se anticipaba una solución en la reunión del viernes, que es un indicio de cómo las restricciones de Moscú y su amenaza de cerrar totalmente el suministro domina la agenda política de un bloque de naciones ricas que tienen problemas para garantizar servicios básicos, como la calefacción y la electricidad.
“Rusia ha usado su gas como arma para provocar una crisis energética en el próximo invierno (boreal) y a la vez debilitar nuestras economías y dividir políticamente la Unión Europea”, declaró la comisionada europea de Energía, Kadri Simson. “Debemos asegurarnos de que fracasen sus esfuerzos”.
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El ministro de Industria checo Jozef Sikela, que preside la reunión de emergencia, dijo a sus colegas que “no se nos puede chantajear”.
Esperaba superar otras diferencias sobre las propuestas para conseguir precios asequibles para el gas natural y la electricidad. Las medidas van desde impuestos especiales a las empresas de petróleo y gas, cuyas ganancias han aumentado junto con la subida de los precios, hasta dar dinero a las empresas para que sigan funcionando mientras bregan con los volátiles mercados de combustibles.
Varios ministros dijeron que no sería fácil llegar a un acuerdo, dadas las mezclas, suministros y necesidades de energía, pero reconocieron que los plazos eran breves para llevar ayuda a tiempo a las personas más vulnerables.
Rusia ha reducido el suministro del gas natural que alimenta fábricas, genera electricidad y calienta los hogares, elevando los precios a niveles récord e impulsando una inflación que amenaza con llevar a Europa a la recesión en los próximos meses.