En silencio, el youtuber mexicano y la organización Unos Venezolanos prepararon durante año y medio cinco proyectos para las comunidades petareñas, que fueron entregas en su visita fugaz a Caracas.
José Alejandro Tienda, conocido en Internet como Alex Tienda, es un youtuber mexicano que hace contenidos sobre viajes. En su canal figuran videos donde visita lugares tan exóticos y peligrosos como Afganistán o Corea del Norte. Por supuesto, Venezuela no podía faltar en la lista, con su peculiar mezcla de paraíso tropical y Estado fallido tan atractiva para cualquier aventurero.
Su segunda visita fue tan fugaz como secreta, desde el 6 de septiembre ya había dado asomos de su presencia en el país al tomarse fotos con algunos influencers en un local de Caracas. Fue fácil intuir que esa extraña escala entre su viaje a Colombia y el retorno a México no era casual. Y, efectivamente, al día siguiente compartió varios estados en sus redes sociales, mostrando su regreso triunfal a Petare, con el anuncio de que sorprendería a más de uno de sus detractores.
En marzo de 2021, Alex Tienda vino a Venezuela para grabar una serie de documentales para su canal. Uno de sus episodios fue sobre Petare, conocido por ser el barrio más grande del país y uno de los más peligrosos. Su misión era comprobar si la realidad se correspondía con esa reputación sustentada por las estadísticas policiales. Ya otros vloggers extranjeros como Luisito Comunica o Rubén Díez (Lethal Crysis) habían estado allí, con la misma intención y conclusiones que Alex.
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Sin embargo, el mexicano quiso darle su propio toque dejando a un lado la narrativa de la violencia, y acompañando a la organización Unos Venezolanos en su trabajo con las comunidades. Allí quedó impresionado por las escaleras y calles empinadas, la vista panorámica de la capital, y los niños que volaban papagayos sobre el techo de un Mercal abandonado. Petare era un universo de bloque y zinc en el que ahora deseaba sumergirse.
Después de su visita había fijado la meta de recaudar 25.000 dólares para su iniciativa, que llevaría a cabo junto a Unos Venezolanos y la agencia Media Travelers. En solo cuatro días alcanzó $96.000, y poco después superó los $100.000. Sin embargo, la polémica estalló meses después, cuando mostró los resultados.
En septiembre se inauguró el complejo deportivo formado por una cancha de baloncesto y una de futbolito, que si bien era como se proyectaba en los planos, hizo que muchos usuarios reclamaran por el manejo de los donativos. Acusaciones llovieron tanto para el influencer como para la ONG, aunque aún se guardaban el secreto detrás de la cortina.
Alex también cocinaba en Las Casitas en absoluta complicidad entre los involucrados y sus habitantes. Un trabajo que, desde el silencio, siguió su curso como un pacto confidencial incluso después de terminado. Mientras las redes sociales se habían quedado con la punta del iceberg, desde el Instagram de Unos Venezolanos ya tomaba forma la verdadera dimensión del proyecto. Ahora, con Alex de regreso en el país, había llegado el momento de revelarlo.
Proyecto educativo
“Tomamos el tema de la educación como prioridad. Poder trabajar y brindarle apoyo al colegio 5 de Julio era muy necesario”, apuntó Gianpiero Manciagli es el director de Unos Venezolanos.
A pesar de tener una plantilla de aproximadamente 600 estudiantes, llegaba apenas hasta el ciclo básico por falta de salones para 4º y 5º año. Por eso, tras obtener la autorización de la directiva y de la Gobernación de Miranda, comenzaron en octubre de 2021 la construcción de esas aulas pendientes. Comenta con orgullo que ya para diciembre estaban listos, y este año egresó su primera promoción de bachillerato.
Otros trabajos que se realizaron en la escuela fueron la reparación de las filtraciones y daños de la estructura, así como el friso y pintura de las paredes. En la cancha, se repuso por completo la cerca y las rejas, además del techo. “Esto es de todos y por eso tenemos que cuidarlo”, le dice Alex Tienda a los niños mientras pasan por los pasillos amarillos.
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La casa de los chamitos
La Casa Chamitos es quizás el proyecto más ambicioso entre los desarrollados con Unos Venezolanos. Surgió luego de comprar una vivienda con la intención de establecer un centro de capacitación para que los niños puedan hacer sus tareas y recibir atención integral. Los adultos también pueden usarla para trabajar o participar en los cursos y servicios que organiza la ONG.
“Quiero anunciarles que por fin me compré una casa en Venezuela”, bromea Tienda. Al entrar, a mano izquierda, pasa al salón principal donde hay cuatro computadoras Mac, así como un estante con tablets, juegos de mesa y libros. También hay varios pupitres y un televisor inteligente con la idea de que se pueda usar para las clases en línea, o simplemente para las noches de películas. Del lado derecho hay dos consultorios: uno para odontología y medicina general, y otro para psicología.
Gianpiero Manciagli señala que por el momento ambos servicios serán brindados por voluntarios, aunque están reuniendo recursos para tener un personal fijo. Destaca que el centro podrá servir como un punto logístico para entregar sus donaciones de manera más segura y eficiente. También para elaborar una base de datos de los vecinos con mayores necesidades y darles atención personalizada.
“Tenemos muchas ideas, el proyecto está apenas iniciando. Estamos trabajando bajo ensayo y error en algunas cosas, pero en otras ya estamos muy claros de cómo se va a llevar a cabo”, apunta el activista.
Agrega que la casa está abierta para cualquier profesional o docente que desee colaborar dictando charlas o talleres, o para prestar sus servicios en los consultorios. Igualmente, acota que la organización está recaudando fondos para costear los gastos mensuales de la Casa Chamitos, así como el mantenimiento de todos los proyectos que desarrollan en Petare.
Con la satisfacción de haber cumplido su misión secreta con éxito, Alex Tienda volvió a México al día siguiente. Aunque fugaz, la aventura de volver a Venezuela cierra un capítulo de aquella promesa que nació de un video para su canal, pero también abre nuevas páginas para los futuros proyectos y viajes que, sin anunciarlos formalmente, sabe que hará en el futuro. Y en Petare, con una vista privilegiada del Ávila y la ciudad, los niños gritan mientras uno patea el balón con fuerzas. Sin dudas es un gol.
Con información de El Diario