Afraa es una bebé que nació bajo los escombros de su casa, que se derrumbó tras el sismo en Turquía y Siria de hace seis meses, goza de buena salud, adora a su familia adoptiva y le gusta sonreír incluso a los extraños.
La pequeña sobrevivió 10 horas bajo los escombros después de que sus padres y cuatro hermanos murieran aplastados por el terremoto en Jinderis, un pueblo en el norte de Siria. Cuando fue encontrada, todavía estaba unida a su madre por el cordón umbilical
En ese momento, su historia cautivó al mundo y personas de todas partes se ofrecieron a adoptarla.
Después de pasar días en un hospital en el norte de Siria, Afraa fue dada de alta y entregada a su tía paterna y su esposo, quienes la adoptaron y la crían junto con sus cinco hijas y dos hijos. Afraa fue entregada a la familia de su tía días después de realizarse una prueba de ADN para asegurar que la niña y su tía estuvieran biológicamente relacionadas, contó su padre adoptivo Khalil al-Sawadi.
El sábado, la bebé de negra melena disfrutaba columpiándose en un columpio rojo que colgaba del techo mientras al-Sawadi la empujaba en un vaivén.
“Esta niña es mi hija. Es exactamente igual a mis hijos”, dijo al-Sawadi, sentado con las piernas cruzadas con Afraa en su regazo.
Al-Sawadi contó que pasa el día en un apartamento que renta, pero al meterse el sol, la familia va a un asentamiento de carpas para pasar la noche, ya que sus niños todavía están traumatizados por el sismo que mató a más de 50.000 personas en el sur de Turquía y en el norte de Siria.
Afraa es una señal de Dios en el devastador sismo
Según la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU, más de 4.500 muertos y 10.400 lesionados fueron reportados en el noroeste de Siria debido al sismo. Se estima que 43% de los lesionados son mujeres y niñas, mientras que 20% son menores entre 5 y 14 años.
El devastador sismo de magnitud 7,8 se sintió a la mañana del 6 de febrero y le siguieron varias réplicas. Entre las zonas más afectadas está el noroeste de Siria controlado por rebeldes y hogar de aproximadamente 4,5 millones de personas, muchas de las cuales han sido desplazadas por el conflicto en el país que ya lleva 12 años y en el cual han muerto medio millón de personas.
Cuando Afraa crezca, dice al-Sawadi, le contará la historia de cómo fue rescatada y cómo sus padres y hermanos murieron en el devastador sismo. Dice que si él no lo hace, lo harán su esposa o hijos.
Un día después de llegar al hospital, los funcionarios llamaron a la bebé Aya, que en árabe significa “una señal de Dios”. Después de que su tía la adoptara, la nombraron Afraa, como su madre fallecida.
Días después de que Afraa naciera, su madre adoptiva dio a luz a una niña, Attaa. Desde entonces, ha estado amamantando a las dos bebés, dijo al-Sawadi.
“Afraa toma leche y duerme la mayor parte del día”, dijo al-Sawadi.
Al-Sawadi ha recibido varias ofertas para vivir en el extranjero, pero dijo que se niega porque quiere quedarse en Siria, en donde los padres de Afraa vivieron y murieron.
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El padre biológico de Afraa, Abdullah Turki Mleihan, era originario de Khsham, una aldea en la provincia oriental de Deir el-Zour, pero se fue en 2014 después de que el grupo Estado Islámico capturara la aldea, contó a principios de mes Saleh al-Badran, tío del padre de Afraa.
“Estamos muy contentos con ella, porque nos recuerda a sus padres y hermanos”, dijo al-Sawadi. “Se parece mucho a su padre y a su hermana Nawara”.
Con información de Associated Press
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