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jueves, diciembre 12, 2024

Al borde del colapso albergues en México (+ fotos)

El nuevo plan de EE.UU. para venezolanos inquieta en México, cuyos albergues fronterizos ya están repletos.

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“No podemos atender a nadie, no cabe nadie más”. José María García Lara contestaba así, de pie entre hileras de tiendas de campaña en lo que parece un pequeño almacén, al director de otro albergue para migrantes de Tijuana, en el extremo oeste de frontera entre México y Estados Unidos. Su interlocutor buscaba espacio para un grupo, parte de ellos venezolanos, que acababan de ser expulsados y para los que no tenía espacio.

A unos 2.000 kilómetros al este, la situación era similar. “Estamos al borde del colapso”, dijo Edgar Rodríguez Izquierdo desde Piedras Negras, al otro lado de la frontera con Texas.

El nuevo plan de Estados Unidos que amplía las restricciones de asilo a los venezolanos supone un reto añadido para la ya desbordada red de albergues fronterizos en México, que apenas puede hacer frente a la creciente llegada de extranjeros.

El gobierno de Joe Biden anunció el miércoles que aceptará hasta 24.000 migrantes venezolanos que se registren previamente en el programa, tengan un patrocinador en el país y lleguen por vía aérea. Pero devolverá a los que crucen la frontera ilegalmente desde México, una cifra que superó las 25.000 personas sólo en agosto.

Puedes leer: Programa DACA nuevamente en manos del juez que lo ilegalizó

Migrantes en el albergue Juventud 2000, en Tijuana, México. Foto/AP

Los primeros venezolanos retornados como parte de este plan comenzaron a llegar de forma inmediata tras el anuncio por cinco puntos de la frontera, según confirmó la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), la agencia migratoria de Naciones Unidas.

En el extremo este, la Casa del Migrante de la violenta ciudad de Matamoros recibió a unos 120 el primer día, dijo el padre Francisco Gallardo, director del albergue. Los recién llegados se sumaron al centenar de centroamericanos que ya estaban alojados allí.

La venezolana se ha convertido repentinamente en la segunda nacionalidad más numerosa en llegar a la frontera con Estados Unidos, por detrás de la mexicana.

Casi cuatro de cada cinco que entraron en agosto lo hicieron por la zona de Eagle Pass, Texas, frente a Piedras Negras, una ciudad con escaso espacio de acogida.

Albergues amplían capacidad

Rodríguez Izquierdo, abogado de la Casa del Migrante allí, explicó que están dando 500 platos de comida a diario. En la Casa pueden albergar a unas 40 personas, pero se está acondicionando una escuela que podrá acoger a unas 150 más.

A lo largo de la frontera hay más de 120 albergues, muchos de los cuales están ampliando su capacidad, algo que las agencias de la ONU van a apoyar ahora con más fuerza, señaló Jeremy MacGillivray, jefe adjunto de la OIM en México.

Una mujer sirve una cena a base de arroz y frijoles a migrantes en el Templo Embajadores de Jesús, el mayor albergue para migrantes de la ciudad fronteriza de Tijuana. Foto/AP

Tijuana ya tiene capacidad para 4.500 migrantes, pero los albergues no dejan de crecer. El más grande, el Templo Embajadores de Jesús, donde hay 1.400 personas en literas y colchonetas, lo hace a un ritmo vertiginoso en una zona de calles de tierra que se enlodan con la lluvia y precarias construcciones de chapa. Un edificio de bloques de hormigón que cuenta con una cocina y un comedor está a punto de terminarse y los migrantes preparan otra zona como campo de fútbol.

“Nadie sabe que va a pasar realmente”, dijo Gustavo Banda, el pastor de la iglesia.

Testimonios

“Es injusto que nos devuelvan si entramos el día 10 y esa ley salió el día 12 (de octubre)”, dijo Gregori Josué Segovia, de 22 años, que cruzó desde Ciudad Juárez a El Paso, Texas, y luego fue trasladado unos 1.300 kilómetros para terminar en Matamoros.

”Íbamos tres buses, no nos decían nada pero pensábamos que era normal y cuando nos dimos cuenta estábamos en el puente” fronterizo con México, explicó.

Gustavo Banda (2do por la izquierda), pastor del Templo Embajadores de Jesús, habla con migrantes. Foto/AP

Los venezolanos que ya estaban en México antes del miércoles son elegibles para el programa pero la mayoría lo desconocían. Las agencias de la ONU preparan un programa para informarles de sus opciones.

Muchos parecían convencidos de seguir su camino hacia la frontera y por eso unos 10.000 migrantes de un campamento instalado en el recóndito pueblo de San Pedro Tapanatepec, en el sur de México, seguían tramitando ahí sus permisos de tránsito para ir al norte, explicó el secretario del ayuntamiento, Modesto Martínez.

Migrantes venezolanos esperan un bus en la Ciudad de México. Foto/AP

Orlando Sánchez ya disponía de él, pero se quedó varado durmiendo varios días en una estación de autobuses de Ciudad de México esperando dinero de sus familiares para seguir. Había oído hablar del nuevo programa de visas pero para él comprar un boleto de avión era impensable.

Naile Luna desconocía la nueva iniciativa estadounidense pero confiaba en que si cruzaba ilegalmente y se entregaba, no la devolverían por estar embarazada de ocho meses, por eso el viernes seguía su camino hacia la frontera.

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